Óptima Infinito

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La perversa relación entre autoestima y efectividad

| tiempo de lectura 3:02'

En esta ocasión me gustaría compartir contigo algunas reflexiones sobre la perversa relación entre autoestima y efectividad.

También compartiré algunas estrategias para superar los obstáculos.

Como iremos viendo en el post, se trata de una relación que, ya de entrada, es paradójica.

Esto es así porque mejorar la efectividad suele tener un impacto positivo en la mejora de la autoestima.

El problema es que existe una relación inversamente proporcional entre el nivel de autoestima y la capacidad de mejora de la efectividad.

Y es aquí precisamente donde aparece la perversidad, porque las personas que más podrían beneficiarse de mejorar su efectividad son también las que más difícil tienen conseguirlo.

La relación positiva entre autoestima y efectividad

Mejorar la efectividad significa, entre otras cosas, disponer de más y mejores recursos para conseguir resultados.

Ten en cuenta que, en este contexto, cuando hablamos de resultados lo estamos haciendo en su sentido más amplio.

Me refiero a que estamos reuniendo en una misma categoría una amplia variedad de resultados: relevantes e irrelevantes, elegidos e impuestos, personales y profesionales, etc.

Si una persona mejora su efectividad y, gracias a ello, empieza a alcanzar más resultados significativos para ella, parece lógico pensar que este cambio va a tener un impacto positivo en su autoestima.

Esto es así por muchas razones. Una de ellas es que mejorar la efectividad implica capacidad para aprender y cambiar, para adaptarte y mejorar como persona.

Por tanto, si has mejorado tu efectividad, significa que dispones de todas estas habilidades, y eso es bueno.

Asimismo, alcanzar los resultados que deseas conlleva una sensación de logro, de satisfacción, de ser capaz. Esto también tiene un efecto positivo muy importante a nivel psicológico.

Por último, este cambio positivo conlleva un mensaje muy potente: lo que antes te impedía conseguir resultados no era ninguna carencia ni defecto intrínseco tuyo sino, simplemente, que necesitabas desarrollar una competencia.

La relación negativa entre autoestima y efectividad

La gran perversidad de todo esto es que las personas con baja autoestima son las que más difícil tienen mejorar su efectividad, principalmente por dos motivos.

El primero es que la mejora de la efectividad es una competencia, es decir, un conjunto de comportamientos observables concretos.

La competencia se construye identificando patrones comunes —comportamientos— en las personas que logran resultados con menor esfuerzo, mayor calidad y en menos tiempo.

Las personas con baja autoestima entienden que imitar los comportamientos extraídos de estos modelos de referencia conlleva «dejar de ser ellas mismas».

Esto se debe a un problema de percepción de la realidad, ya que estas personas son incapaces de entender que simplemente están aprendiendo.

En lugar de darse cuenta de que están adoptando una actitud inteligente —es decir, adoptando un modelo ya validado que les evita riesgos y esfuerzos—, perciben que su personalidad está siendo anulada por las de otras personas.

El segundo motivo es que la resistencia al cambio de estas personas es enorme.

El problema en este caso es que, en lugar de entender el error como fuente de aprendizaje, lo interpretan como evidencia de su poca valía.

Este error de concepto se traduce en una fuerte resistencia a dejar de hacer las cosas «como siempre las han hecho», ya que creen que minimizando el cambio minimizan el riesgo de «fallar».

Algunas estrategias

La baja autoestima, si realmente alcanza un nivel preocupante, conviene trabajarla con la ayuda de profesionales especialistas en la materia.

Las estrategias que voy a compartir aquí están pensadas, por tanto, para personas que simplemente tienen algo menos de autoestima de la que les gustaría.

Una de estas estrategias es analizar cosas que se les den particularmente bien y reflexionar sobre cómo llegaron ahí.

Al hacerlo observarán un patrón bastante común en todo ello: antes de que se les diera bien, se les dio mal. Lo que posibilitó el cambio fue empezar, practicar y perseverar.

También observarán que, en prácticamente todos los casos, aprendieron de alguien, bien de forma autodidacta o con ayuda, pero en ningún caso aprendieron por ciencia infusa.

Incorporar un comportamiento que funciona, por tanto, lejos de significar una renuncia a tu personalidad significa que eres una persona inteligente, observadora y adaptable.

Espero que te haya resultado útil el post y, si se te ocurre alguna otra estrategia que te parezca interesante, me encantará que la compartas en los comentarios.

Comentarios

Irene avatar
Irene


Creo que solo el hecho de entender que mejorar en efectividad tiene un impacto positivo en la autoestima, en la seguridad en uno mismo y en nuestras capacidades, ya es una motivación extra para superar ese bache de desconfianza.

No aprendemos a ser efectivos para trabajar mejor, sino para vivir mejor 💪

José Miguel Bolívar avatar
José Miguel Bolívar


Coincido contigo, Irene. Esa es una de las ideas principales que intentaba transmitir en el post. Gracias.

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Ángel Martínez


Creo que en la autoestima la efectividad tiene un peso muy bajo.
Existen personas muy poco efectivas con una autoestima por las nubes (algunas personas populares) y gente efectiva con baja autoestima e inseguridad (algunas personas brillantes). En ambos casos el entorno es lo que más impacta en la autoestima y es por eso que la gente tiene sus zonas de confort y aceptación (sobre todo en una época en la que prima la imagen).
En mi opinión, la autoestima está tremendamente relacionada con las relaciones personales, incluida la que se tiene con uno mismo (ojo con los perfeccionistas y exigentes), algo menos con los resultados (los conseguidos sin ser efectivos, pero que tienen gran impacto) y menos aún con la efectividad (hay correlación pero débil).
Puedo estar equivocado, sigo atento a vuestras opiniones. Un saludo ;)

José Miguel Bolívar avatar
José Miguel Bolívar


Gracias, Ángel. Son opiniones y, por tanto, todas acertadas (o desacertadas). Imagino que cada persona se ha formado la suya a partir de sus propias creencias y experiencias. Coincidiendo con casi todo lo que dices, yo sí he notado una correlación significativa entre baja autoestima y capacidad de aprendizaje (aparte, por supuesto, de con las relaciones personales).
¡Un saludo!

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