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El éxito con GTD se puede prever

| tiempo de lectura 3:48'
Chica mirando por un catalejo como ejemplo de el éxito con GTD se puede prever

En este post voy a explicar por qué, en buena medida, el éxito con GTD se puede prever.

Obviamente, nadie tiene una bola de cristal para adivinar el futuro y lo que voy a comentar está muy lejos de ser una ciencia exacta.

Pero sí es cierto que, tras más de una década formando en GTD, he podido identificar algunos patrones de conducta —previos a GTD— que, en general, suelen ser bastante fiables como indicadores.

Un detalle importante es que la mayoría de estos patrones sirven más para descartar el éxito que para predecirlo.

Me refiero a que algunos patrones son casi garantía de fracaso con GTD, mientras que otros simplemente nos dicen que no hay nada serio que impida el éxito.

No nos dicen nada, sin embargo, del resto de cualidades que suelen ayudar a la mejora de la efectividad como, por ejemplo,  la perseverancia o la humildad.

Aprender es cambiar, cambiar es aprender

El requisito previo a las 7 causas del éxito/fracaso con GTD es la capacidad de aprendizaje.

El motivo es sencillo. Aprender GTD, es decir, usarlo, implica realizar cambios, muchos de ellos profundos, en la manera de pensar, hacer y sentir, es decir, en las tres dimensiones de la efectividad personal.

Si no se producen estos cambios significará que sigues haciendo las cosas como antes, es decir, que no estás utilizando GTD. Por muy «fardón» que sea tu sistema GTD y por mucho que presumas de usarlo.

Del mismo modo, en la medida que comiences a implementar esos cambios, comprobarás que hay cosas que funcionan bien a la primera, otras menos bien y otras nada bien.

Si tienes capacidad de aprendizaje, esto te lanzará a un proceso iterativo de cambio para que cada vez haya más cosas que funcionen bien y menos de las demás.

Entrarás así en un círculo virtuoso en el que cambiar te hará aprender y gracias a aprender cambiarás.

Lo contrario —pretender conseguir resultados distintos haciendo las mismas cosas de siempre— es lo que Einstein definió como locura.

La intuición efectiva como indicio positivo

Como adelantaba al inicio del post, hay determinados comportamientos que hacen presagiar buenos o malos resultados en el camino para dominar GTD.

Por ejemplo, hay personas que ya tienen el hábito de anotar cosas.

Tener este hábito significa que estas personas, consciente o inconscientemente, han llegado a la conclusión de que su mente es un pésimo gestor de recordatorios y, en consecuencia, externalizan —mejor o peor, eso es otra historia— la gestión de los mismos.

Del mismo modo, hay personas que han ido un paso más allá en su aprendizaje hasta reconocer que si, además de ponerse un recordatorio visible externo, lo ponen en el lugar adecuado, la utilidad de este recordatorio es mucho mayor.

En el extremo opuesto tenemos las personas friki-tontas, que lo tienen muy, muy difícil, por no decir prácticamente imposible para mejorar su efectividad, ya que son incapaces de entender que la efectividad es cuestión de hábitos, no de herramientas.

Un caso práctico

Si quieres experimentar en primera persona esto que te digo, te propongo un ejercicio muy sencillo que te permitirá saber, haciendo una única pregunta, qué tan fácil o difícil tiene alguien su éxito con GTD.

La pregunta es la siguiente: «¿qué haces cuando quieres asegurarte de que, al salir de casa, llevas contigo un objeto imprescindible que de ninguna manera se te puede olvidar?».

Si repites esta pregunta a un número suficientemente alto de personas (varios miles de ellas en mi caso), comprobarás que las respuestas siempre son las mismas.

Estas respuestas, además, se pueden clasificar en tres grandes grupos: buenas, malas y dudosas.

Las malas son todas las que tienen que ver con utilizar algún tipo de tecnología: alarmas, recordatorios en el móvil, avisos, etc. Cuando alguien te dé esta respuesta ya sabes que estás ante una persona friki-tonta con casi nulas probabilidades de éxito.

Las buenas son todas las que tienen que ver con emplear un recordatorio físico, visible, puesto en algún lugar en el que necesariamente te lo vas a encontrar cuando vayas a salir de casa.

El ejemplo más claro: ponerlo en la puerta. También valdría ponerte una nota junto a las llaves de casa, o del coche, o una bolsa atada al pomo de la puerta o un post-it pegado en la puerta.

Las dudosas son todas las demás. En general, las dudosas suelen ser las menos y en general se deben a que no se ha entendido bien la pregunta. Cuando no es así, suelen ser casi siempre equivalentes a las respuestas malas.

Conclusión

La mejora de la efectividad personal, sea con GTD o con cualquier otra metodología, pasa necesariamente por un proceso de aprendizaje y cambio.

Aprender y cambiar, cambiar y aprender es el círculo virtuoso que te permite avanzar por el camino hacia la mejora.

Hay personas que evidencian su capacidad de aprender porque han desarrollado una «intuición efectiva» que les lleva a adoptar intuitivamente buenas prácticas (por muy imperfectas que puedan ser).

En el extremo opuesto, hay otras personas que evidencian su incapacidad para aprender exhibiendo su friki-tontería.

La «intuición efectiva» es un buen indicador. Si va acompañada del resto de cualidades, esa persona tendrá éxito con GTD.

Por el contrario, la falta de «intuición efectiva», y sobre todo la friki-tontería, es un indicador aún más fiable de fracaso con GTD.

¿Qué otros indicadores se te ocurren para prever el éxito con GTD?

Comentarios

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Ángel


Creo que hay dos características a tener en cuenta cuando empezamos en el camino de GTD para prever su éxito:

La primera es que se use lápiz y papel. Llevar siempre encima una libreta y un boli es señal de humildad y compromiso (no es lo más molón sacar tu libretita y escribir). No hay nada que genere menos ruido mental que el papel en blanco. Además, la gestión del papel es difícil: quitar hojas, repetirlas, guardarlas para después... pero, es precisamente ese esfuerzo, el que permite el cambio. Es decir, que seas consciente del cambio. Por otro lado, te permite diferenciar el sistema GTD de la cantidad de información que se genera a nuestro alrededor (mucha basura, demasiado material de apoyo, poco material de referencia de calidad). También nos ayuda a hacer un ejercicio de memoria para tener presente los niveles superiores de nuestra perspectiva, en el momento de elegir que hacer, y la claridad o confusión de estos (apuesto a que mucha gente la lleva escrita en una nota en el móvil y no sería capaz de decirla en voz alta de forma completa, y eso que son sus pensamientos...).

Y la segunda es que no tengas perfil técnico o analítico. La forma de pensar de estas personas sobre las metodologías es muy enfocada a los procesos o algoritmos. Y GTD (esto lo he descubierto después de varios años) no es un sistema rígido. No es gestionar tareas, no es seguir unos pasos, no es obtener una salida (resultado), transformando una entrada (recordatorio). Uso GTD como si mantuviera una conversación con mi yo del pasado y del futuro para estar en equilibrio ahora. Y esa conversación va cambiando a la vez que yo y mi entorno (mi círculo de influencia) lo hace, porque si no lo hago, todo tiende al desequilibrio, al desorden. Creo que esa es la esencia del control y la perspectiva. El equilibrio.

No sé si estarás muy de acuerdo Jose Miguel, en cualquier caso, seguiré aprendiendo ;).

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José Miguel Bolívar


Hola, Ángel. Muchas gracias por la reflexión. Me ha resultado muy útil.
Yo te diría que sí, que usar lápiz y papel, al menos para dar los primeros pasos con GTD, es también un excelente indicador. Las personas que utilizan habitualmente lápiz y papel tienen mucho ganado (y demuestran además estar inmunizadas ante la friki-tontería). El papel aporta múltiples ventajas a la hora de consolidar los hábitos fundamentales.
En lo del perfil estoy menos de acuerdo (mi compañero Jordi es ingeniero y yo tengo un perfil muy analítico). Creo que el problema no son los algoritmos, sino las personas. Tú que me lees ya sabes que siempre digo que las cosas ni son buenas ni son malas, son como tú haces que sean según el uso que haces de ellas.
Volviendo al tema, es cierto que GTD es muy mejorable en cuanto a cómo está estructurada la metodología y aún más desde el punto de vista pedagógico, pero en absoluto es rígido.
La rigidez procede de la incapacidad para ir más allá de lo ya conocido, de las mentes perezosas que, en lugar de esforzarse por comprender lo nuevo, prefieren suponer y asimilarlo a lo que ya conocen. Por otra parte, hay personas que son auténticas maestras de la sobre complicación (y adictas a ella). Pero lo cierto es que GTD es libertad, pura y dura.
Como bien dices, el problema es creer que GTD te va a decir qué tienes que hacer o cómo gestionar tu vida. Y GTD es simplemente un sistema de recordatorios de diversos tipos y con diversas finalidades y, a partir de ahí, ya lo estamos sobre complicando. Lo importante no está en GTD, sino en tu vida y en tu cabeza. GTD es simplemente un apoyo a todo eso. Si no sabes gestionarte tú ni gestionar tu vida, nada va a cambiar, porque GTD hace maravillas, pero no milagros.
Gracias de nuevo por comentar :)

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