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Productividad Personal Edición 2022: Reflexiones Día 4

| tiempo de lectura 4:00'
Productividad Personal Edición 2022

En este cuarto post de la serie Productividad Personal Edición 2022 voy a compartir contigo mis reflexiones sobre la Primera Parte del libro, la titulada «¿Por qué GTD®?».

La realidad es la que es

En esta parte del libro realizaba un recorrido por los múltiples factores que hacen que incorporar metodologías como GTD a tu vida sea, más que algo útil, algo indispensable.

Mi expectativa antes de comenzar su relectura es que nos acompañara una buena temporada, ya que su extensión es casi tres veces la de la Introducción y esta ha merecido tres posts.

Me ha sorprendido mucho, por tanto, descubrir lo bien que esta primera parte ha resistido el paso del tiempo, porque son más de 7 años.

De hecho, ha resistido tan bien que no cambiaría nada, ya que lo que decía sigue siendo plenamente válido. Es lo que tiene la realidad, que es la que es.

Hay mucho más de lo que parece

Si escribiera esta parte hoy, una de las cosas que añadiría es información adicional para explicar mejor la magnitud y el alcance del reto al que nos enfrentamos.

En pocas palabras: el trabajo del conocimiento es antinatural.

Lo que quiero decir con esta afirmación es que las personas no estamos evolutivamente preparadas para hacer trabajo del conocimiento. No lo estamos en absoluto.

Para lo que estamos muy bien preparadas evolutivamente es para hacer trabajo manual. Llevamos miles de millones de años haciéndolo.

Un problema adicional muy serio es que las características del trabajo manual son muy distintas, casi opuestas en determinados aspectos, de las del trabajo del conocimiento.

Esto significa que nuestras tendencias naturales, que tan útiles son para el trabajo manual, juegan en nuestra contra al hacer trabajo del conocimiento.

El reto, por tanto, es doble o incluso cuádruple, si entendemos que la complejidad aumenta exponencialmente.

Por una parte, dejar de hacer lo que nuestra biología nos impulsa automáticamente a hacer. Por otra, empezar a hacer algo nuevo y radicalmente opuesto a lo que veníamos haciendo.

Seguramente por esto las personas que hemos logrado mejorar nuestra efectividad personal, por poco que sea, estemos tan satisfechas de haberlo conseguido.

Y aún no nos hemos enterado

Como acertadamente afirma Daniel Pink, «There is a mismatch between what science knows and what business does» (Hay un desajuste entre lo que la ciencia sabe y lo que hacen las empresas).

La frase es tan cierta como demoledora. Y, lo que es peor, este desajuste cada vez es mayor.

Las empresas están, en su gran mayoría, literalmente «a por uvas». Y las perspectivas de que la situación mejore son muy poco prometedoras.

El problema de fondo —tan grave como conocido— es que gran parte de las personas directivas no leen. Las consecuencias de esto son nefastas, porque dificulta enormemente que piensen, aprendan y evolucionen.

Y para empeorarlo todo tenemos la presión omnipresente del lobby tecnológico, sin duda el principal enemigo de la efectividad personal en la actualidad.

Con su cansino mantra de «la tecnología aumenta la productividad», lo que está haciendo en realidad es inundar las organizaciones de armas de destrucción masiva de la atención.

En otras palabras, vamos en la dirección opuesta a la correcta y esto es evidente en las organizaciones, que están enfermas de TDA-H.

Como dice Daniel Goleman: «Entre los síntomas de lo que podríamos denominar el “síndrome de déficit de atención de una organización” cabría citar, por ejemplo: la toma de decisiones erróneas […] y la incapacidad para concentrarse en el momento y lugar oportunos».

El mantra del lobby tecnológico es muy dañino porque en realidad se trata de una semi-verdad, lo que hace que nuestro perezoso Sistema 1 la dé automáticamente por válida.

La verdad completa es «la tecnología aumenta la productividad sólo si la usas bien». Y ese «usar bien» la tecnología únicamente es posible cuando se ha desarrollado la competencia de la efectividad personal.

Porque la efectividad personal, en esencia, consiste en aprender a refrenar nuestros inefectivos impulsos primitivos y sustituirlos por los comportamientos efectivos adecuados, que son aprendidos.

Desarrollar la atención para alcanzar la excelencia

Esta frase es el subtítulo de Focus, el libro de Goleman del que extraía la cita anterior.

Necesitamos imperiosamente superar la tontería de la «gestión del tiempo» y entender que la clave de todo está en la gestión de la atención.

El tiempo es ingestionable, simplemente está ahí, avanzando inexorablemente, al margen de lo que tú hagas o dejes de hacer. El tiempo y su imposible gestión están fuera de tu zona de influencia.

Lo que sí está enteramente dentro de tu zona de influencia es la gestión que tú haces de tu atención (a no ser que seas una de esas personas que dejan que su atención la gestione su entorno).

Digo que hay que superar la tontería de la «gestión del tiempo» porque es un concepto tan pueril que ya de por sí limita poder hacer nada serio al respecto.

Necesitamos afrontar el problema de frente. Necesitamos aprender a pensar, a trabajar, a someter a nuestro procrastinador Sistema 1.

Todo esto va mucho más allá de trabajar. Va de hacer lo que tiene sentido, lo que después te va a hacer sentir la satisfacción de haber hecho bien lo que tenías que hacer.

Y también de dejar atrás la frustración y la culpa, de dar coherencia a tu vida, alineando lo que quieres hacer y lo que realmente haces. Va, en definitiva, de desarrollar la atención para alcanzar la excelencia.

Esto es lo que añadiría hoy a la Primera Parte. En el próximo post empezaré con la Segunda Parte: Usando GTD®.

Comentarios

Franco avatar
Franco


Hola José Miguel!
Primero te felicito por tu blog, ya que lo leo hace años y me parece oro puro cada información que nos das, gracias por todo el conocimiento.

Segundo, tengo una duda respecto a lo que mencionas sobre la gestión del tiempo. Entiendo que tratar de programar un día decidiendo con anticipación todo lo que esperas hacer hora por hora es una acción inútil ya que no puedes predecir cómo será tu realidad, y en ese caso la gestión del tiempo falla brutalmente. Pero ¿qué sucede cuando alguien mide el tiempo que se demora en hacer determinadas tareas para detectar en qué se ocupa el tiempo? ¿Eso también sería gestión del tiempo? Lo pienso por ejemplo con algo básico como una madre que decide crear un negocio pero sabe que tiene como obligación cumplir con los deberes del hogar; entonces mide el tiempo que demora en hacer aseo y mide el tiempo que dedica a su negocio, luego puede tomar una decisión sobre hacer algún proceso más eficiente para demorarse menos en el aseo o contratar una persona que le ayude en las labores del hogar.
Si este ejemplo lo aplicas a subtareas más pequeñas, no me parece tan descabellado gestionar el tiempo para conocer tu realidad ya que sería una especie de control.
¿Qué opinas sobre medir el tiempo realizado en una tarea?

Saludos y un abrazo

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José Miguel Bolívar


Muchas gracias, Franco.
Medir el tiempo que se tarda en realizar una tarea puede ser una buena o mala práctica. Si el propósito de medirlo es obtener información para tomar decisiones, por ejemplo, sobre cómo hacer algo de manera más eficiente comparando los distintos tiempos empleados en hacer ese algo de distintas formas, es una buena práctica. Sin embargo, si es simplemente medir por coleccionar datos, sería una mala práctica.
Saber el tiempo estimado que puede llevar realizar una tarea forma puede formar parte de «prever», que es la alternativa efectiva a «planificar». En cualquier caso, estaríamos hablando de medir el tiempo lo mínimo necesario para disponer de esa información de cara a tomar decisiones.
Personalmente, a no ser que se trate de tareas muy definidas y con poco margen para imprevistos, es una práctica a la que veo cada vez menos sentido, salvo excepciones muy puntuales.
Saludos y un abrazo.

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Franco


Muchas gracias por tu respuesta. No había considerado la posibilidad de que algunas personas midan el tiempo para prever y tener una estimación, similar a lo que hacen en planificación de proyectos. Por otro lado, medir el tiempo para hacer una tarea más eficiente o tomar otra decisión, me has dejado claro que es una acción que sí puede aportar en el camino de GTD.

Saludos

Ferran avatar
Ferran


Hola, José Miguel!
La lectura de tu último post sobre la gestión de la atención me ha traído gratos recuerdos de cuando empecé a intentar transitar la senda GTD, de la mano inicial de tu libro.
Una de tus frases que más me impactó entonces fue “estar a lo que estás”, cuando haces tus tareas.
Y esta inspiración coincidió en el tiempo con mi acercamiento al aprendizaje y práctica de Mindfulness, para entrenar la atención al momento presente, con intención y sin prejuicios. Con sus beneficios para reducir el estrés que se disfrutan ya desde el principio, y en cuyo itinerario me resuenan muchas de tus enseñanzas.
La práctica de ambos conocimientos, de aprendiz permanente, han sido los dos descubrimientos que más han cambiado y mejorado mi vida hasta ahora, de lo que te estoy muy agradecido por la parte que te toca, como puedes suponer.
Y en cuanto a GTD, confío que afianzado con una de vuestras próximas formaciones regladas, a la que espero poder acceder.
Un abrazo

José Miguel Bolívar avatar
José Miguel Bolívar


Muchas gracias, Ferran. Me encanta saber que lo que comparto os resulta útil y contribuye a mejorar vuestra vida. Lo bueno de la efectividad está basada en ciencia y por eso funciona. Lo malo es que requiere un esfuerzo y una perseverancia que no todas las personas están dispuestas a poner de su parte.
Será un placer verte en alguna de nuestras formaciones.
Un abrazo!

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