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Promover GTD: convicción, coherencia y responsabilidad social

| tiempo de lectura 5:05'
Echando una mano de auxilio en el mar como ejemplo de promover GTD®: coherencia, convicción y responsabilidad social

El origen de este post sobre los motivos para promover GTD® está en un comentario a mi crónica del GTD Summit en Amsterdam.

En él, Pedro, un lector del blog, compartía su punto de vista crítico sobre varios aspectos relacionados con GTD®.

En mi respuesta inicial, le prometí algo más elaborado a la vuelta de mi pausa veraniega. Lo hice porque me consta que lo que él plantea lo piensan, igual o muy parecido, otras personas.

Y aquí estoy para cumplir mi promesa, consciente de la dificultad del reto. Esto daría en realidad más para una buena conversación con un café que para un post.

El primer problema al que nos enfrentamos al hablar de GTD® es que la mayoría de las personas —tanto las que creen usarlo como las que simplemente han oído o leído algo sobre el tema— sólo conoce una mínima parte del método.

La parte que conoces es normalmente la de control, que es la más operativa y, por ello, la más popular.

A pesar de desconocer por completo dos tercios de la metodología, todo el mundo opina sobre GTD® como si de verdad supiera de qué está opinando. Es muy fácil criticar lo que se desconoce.

Hechos y opiniones

Lo cierto es que GTD® te cambia la vida. Da exactamente igual si el resto del mundo lo cree o no. Los hechos permanecen inalterables ante las opiniones.

Ahora bien, GTD® te cambia la vida solo si lo aplicas, es decir, si evitas versionarlo. Hay muchas personas, muchísimas, convencidas de usar GTD® y que en realidad están usando algo muy distinto, por parecido que a ellas les parezca.

Está claro que es imposible que estas personas puedan obtener las ventajas que proporciona GTD®.

Por otra parte, se suele hablar de GTD® como de una única cosa, pero GTD® integra y combina diversos elementos muy distintos.

Hay partes de GTD®, como, por ejemplo, la que tiene que ver con los principios productivos universales, que son únicas e inmutables (al menos en la medida en que la naturaleza humana siga siendo la que es).

Otros elementos, como, por ejemplo, los que tienen que ver con las mejores prácticas o con la pedagogía, ni son únicos ni son inmutables.

Las mejores prácticas concretas que plantea GTD® —una de las cuáles es el uso de «contextos»— o la forma en que se plantean o explican muchos conceptos de la metodología —como el concepto de «proyecto»— son claramente susceptibles de mejora.

Yo mismo soy muy crítico tanto con las primeras como con las segundas. Y, en ambos casos, he propuesto incluso otras alternativas que considero más adecuadas.

Sin embargo, todo esto es irrelevante para el debate. Que la forma concreta de aplicar un mismo principio productivo cambie a lo largo del tiempo, lejos de invalidar el principio, reafirma su validez.

Los principios son inmutables

Como decía el maestro Stephen Covey, «los principios no cambian; la comprensión que tenemos de ellos, sí».

Asimismo, aplicar GTD® cuesta porque ninguna persona nace siendo efectiva y, por tanto, como bien explica Peter Drucker, tiene que aprender a serlo.

Interiorizar GTD® es un proceso de cambio y el cambio ni es inmediato, ni es espontáneo, ni es sencillo.

Pero el éxito o el fracaso en un proceso de cambio es siempre de la persona, nunca del método.

Que haya gente que no sabe tocar el piano no es culpa del método para aprender a tocar el piano. Hay otra gente que sí sabe tocarlo y ha aprendido precisamente gracias a ese método.

Pedro plantea como ejemplo de que a lo mejor GTD® ya no es válido el que —según él— nadie aprovecha que tiene un martillo en la mano para hacer todo lo que se puede hacer con él.

Bueno, yo sí lo hago, y conozco a más personas que también lo hacen. Eso sí, lo hacemos porque hemos aprendido e interiorizado que es la forma más efectiva de usar un martillo.

El hecho de que todo el mundo haga las cosas de una manera determinada para nada demuestra que esa manera sea la más correcta, ni siquiera mejor que otras. Como ejemplo tenemos la forma mayoritaria de tratar el planeta…

Para evaluar las bondades o maldades de algo, hay que limitarse a analizar lo más objetivamente posible ese algo, dejando al margen su mayor o menor popularidad.

Motivos para promover GTD®

Antes de llegar a GTD®, he probado múltiples enfoques a la hora de organizarme. He leído, y sigo leyendo, mucho sobre rendimiento humano, en todos los aspectos. La inmensa mayoría de esas propuestas carecen del menor fundamento.

De todo lo que conozco y he probado, lo único que a día de hoy me parece solvente, validado científicamente y, lo más importante, que funciona de verdad, es GTD®.

Mi primer motivo para promover GTD® es la convicción. Estoy convencido, como comentaba mi hija Marta en su crónica de las últimas Jornadas, de que «mucha de la infelicidad que vivimos a diario viene del caos que es nuestra vida».

A mí, como a otros muchos miles de personas, GTD® me ha cambiado la vida. Así que me resulta fácil hablar de lo que he experimentado personalmente que funciona.

Mi segundo motivo para promover GTD® es la coherencia. Creo que las organizaciones tienen un largo camino por recorrer, tanto en su competitividad como en la felicidad de las personas que en ellas trabajan.

Como también decía Marta en su crónica, «en OPTIMA LAB nos mueve algo dentro que hace que queramos ayudar a la gente, y tod@s creemos que a través de GTD® se puede».

El principal motivo por el que me dedico profesionalmente a la efectividad —personal y organizativa— y a GTD® en concreto, es por coherencia con mi visión: «organizaciones más competitivas con personas más felices».

Un compromiso con la sociedad

Y mi tercer motivo para promover GTD® es la responsabilidad social.

Como nos dicen muchísimas personas al terminar nuestras formaciones, «me voy con ilusión porque he visto que hay luz al final del túnel».

Por fortuna, sé que esa luz existe. Y conozco una forma de acercarla a personas que viven sin ilusión, convencidas de que la única opción es resignarse.

Me da igual si la opción es perfecta, o si es única o no. Lo único que me importa es que, si tú quieres y pones de tu parte, GTD® funciona y te puede ayudar muy significativamente a disfrutar de una vida mejor.

Tengo nulo interés en convencer a nadie de las múltiples ventajas de la efectividad personal en general y de GTD® en particular.

Mi único interés es divulgar la metodología, darla a conocer, que la gente sepa que existe y que es una opción real.

A partir de ahí, la decisión de probarla o ignorarla, de aplicarla bien o de aplicarla mal, de insistir o de abandonar al primer tropiezo, es una decisión personal.

Si hay algo que detesto es cualquier tipo de fanatismo. Si en algún momento tuviera la menor sospecha de que GTD® no funciona, dejaría de inmediato de promoverlo, sin el menor reparo.

Pero, hasta que eso no ocurra, seguiré trabajando para promover GTD®. Lo haré por convicción y por coherencia, pero, sobre todo, lo haré por responsabilidad social.

Comentarios

Daniel Aguayo avatar
Daniel Aguayo


No podía pasar sin comentar aquí. Escribo y hago formaciones de GTD (y si no hago más es por un dilema que no tiene que ver con el contenido ;-)), y no porque sea una moda. Lo hago porque he probado otras metodologías, y no han hecho, a pesar de su margen de mejora, lo que GTD ha hecho literalmente: cambiarme la vida. Lo uso y lo divulgo porque va con mi propósito, ofrecer herramientas a los demás para que puedan aportar lo mejor de sí mismos. Si no lo creyera, por la experiencia, que esto es cierto, buscaría otra herramienta (o me estaría engañando con 'el sentido de mi vida' :-D ). También entiendo que es difícil transmitir que más allá del control (o eliminación del estrés del día a día) hay más niveles personales que seguir explorando, y que la metodología no son solo 'los 5 pasos'. Quizá lo mejor que podemos hacer es seguir escribiendo artículos como este donde expliquemos cosas desde otro punto de vista, de lo que se puede conseguir y de que vale la pena el esfuerzo. Y, como en la implementación, ¡desde este lado se llega hasta dónde se puede llegar!

Un abrazo

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Creo que la diferencia entre quiénes promueven GTD y quienes lo critican guarda una estrecha relación con la experiencia personal aplicando la metodología. Si la usas mal y no te funciona, es más habitual echar la culpa a la metodología que a la ineptitud propia. Por el contrario, si la usas bien y te cambia la vida, lo habitual es que quieras compartir esa experiencia transformadora con cuanta más gente mejor.
Estoy muy de acuerdo contigo en que lo mejor que podemos hacer es seguir divulgando y explicando las cosas desde un punto de vista que anime a las personas al menos a intentarlo, porque merece la pena.
Un abrazo!

Pedro Canal Steegmann avatar
Pedro Canal Steegmann


Querido José Miguel, me siento muy honrado por el tiempo que has dedicado a responderme, por la extensión y el detalle con qué lo has hecho y el esfuerzo que ello conlleva.
Entiendo perfectamente todo lo que expones, y me gustaría explicar que yo no me considero uno de esos críticos del GTD, sinó un simple lector, un aprendiz, un trabajador que busca la mejor manera de funcionar y que tiene dudas sobre algunas cosas. Pero es que las dudas forman parte del aprendizaje.
No descarto nada, niguna metodología, y mucho menos GTD, porque aunque no tenga claro que sea el camino, tampoco tengo claro que no lo sea.
Mis dudas vienen de observar como algunas personas que están por encima de mí jerarquicamente en mi trabajo, directivos, utilizan el calendario por encima de cualquier otra herramienta. No les veo funcionar con listas de tareas (sé que GTD no es solo eso) y todo lo tienen agendado, tanto los eventos con fecha y hora como aquellas acciones que colocan cual piezas de tetris en el calendario entre reunión y reunión.
Por eso me atreví a plantear esa duda, y me atreví a hacerlo contigo porque confío en lo que dices, porque te admiro y te sigo desde hace tiempo.
Por supuesto, acepto tu respuesta cuando te refieres a que mi planteamiento proviene de la ignorancia, de una visión superficial de GTD. Por supuesto que lo acepto y estoy dispuesto a profundizar más y a seguir aprendiendo.
Tanto tú como Daniel, quien responde a tu artículo, habláis de algo que os ha cambiado la vida. Eso me parece muy interesante, ya que debido sin duda a mi visión periférica del tema, siempre pensé en GTD como algo que podía cambiar solo mi forma de trabajar.
¿Es GTD algo que va más allá? ¿Es realmente una filosofía más que una metodología? ¿Es aplicable a la vida personal (sería interesante un artículo sobre eso)?
En cualquier caso, gracias. Mil gracias por seguir ahí y por estar tan cerca de los que te seguimos.
Hubiera sido todo un lujo tomar ese café que mencionas, y quizás algún día podamos hacerlo. Un abrazo.

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Hola, Pedro:
En realidad, he hecho un poco trampa, ya que la respuesta era inicialmente para ti, pero luego decidí hacerla más general ;)
De hecho, nunca me atrevería a valorar tu grado de conocimiento o ignorancia sobre GTD, ya que la desconozco por completo. Sí sé con certeza del alto grado de ignorancia de GTD de algunos de sus críticos más acérrimos, y en ellos pensaba al escribir sobre ese detalle en concreto.
La mayoría de las personas (no todas), entre las que me encuentro, se acercan a GTD pensando en una solución para su trabajo. A mí ni siquiera se me pasaba por la cabeza que a) necesitara algo especial para organizar mi vida personal ni b) que existiera algo específico para organizar tu vida personal.
Algo parecido me ocurrió con la parte de perspectiva de GTD, que en un primer contacto desprecié por completo, y no volví a darle una oportunidad hasta varios años después.
A lo que quiero llegar con todo esto es a que GTD es mucho más (si se quiere, claro está) que un conjunto de buenas prácticas para mejorar la efectividad en el trabajo. Como dice David Allen (y yo comparto plenamente por propia experiencia), GTD es un completo framework para el «life design & implementation», es decir, un nuevo marco de referencia mental, un paradigma profundamente distinto al que nos inculca un trasnochado sistema educativo, y que nos pone al volante de nuestra vida, en global, sin absurdas barreras entre lo personal y lo profesional, dotándonos de herramientas (hábitos) para influir activamente en nuestra vida en lugar de ser meros expectadores de los que nos pasa.
No sé donde estás ubicado, pero para mí sería un placer tomar ese café y retomar esta interesantísima conversación.
Un abrazo.

FERNANDO RAMIREZ ESPINAL avatar
FERNANDO RAMIREZ ESPINAL


Felicitaciones a los TRES. Así es como se construye y comparte colectivamente el conocimiento.

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Muchas gracias, Fernando.
Saludos!

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