Óptima Infinito

El Blog de José Miguel Bolívar

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Mi crónica del GTD Summit en Amsterdam

| tiempo de lectura 3:33'

Los pasados días 20 y 21 de junio tuve la oportunidad de asistir al GTD Summit 2019 en Amsterdam, un evento mundial alrededor de GTD® en el que nos reunimos cerca de 900 personas.

Dos días muy intensos y diversos en los que pude conocer de primera mano a muchas personas a las que sigo de cerca en redes sociales desde hace tiempo.

Fue además una agradable sorpresa para mí descubrir que algunas de estas personas a las que considero referentes son, o mejor dicho llevan siendo muchos años, usuarias de GTD.

Algunas de estas personas fueron:

  • Marshall Goldsmith, una de las primeras autoridades mundiales en el campo del coaching (del coaching serio, se entiende) y autor de una docena de libros relacionados con el management. Nos habló de la importancia de hacernos «preguntas activas», es decir, aquéllas que nos impulsan a la acción, para mejorar nuestra efectividad.
  • Theo Compernolle, autor de «Brain Chains», quién nos dio detalles y datos científicos sobre el impacto desastroso que las interrupciones causan en nuestra efectividad y en nuestra vida en general. Una de mis ponencias favoritas del evento.
  • Daniel Pink, autor de media docena de libros, entre ellos «Drive». Nos habló sobre el tema central de su último libro, que trata sobre la importancia de elegir el momento adecuado para cada cosa, y también sobre algo fundamental, que es hacer descansos de forma regular, así como de las características que tienen que reunir dichos descansos para ser efectivos al máximo. Mi ponencia favorita, sin duda.
  • Brian Robertson, autor del libro «Holacracy», quién nos habló sobre la necesidad de cambiar el «sistema operativo» que actualmente utilizan las organizaciones. Una ponencia que me gustó mucho y que además me hizo reflexionar especialmente (y seguro que seguirá haciéndolo).
  • Charles Duhigg, autor de «The Power of Habit», quién nos habló de los elementos integrantes de los hábitos y de la importancia de lo que él denominó «keystone habits», que nos permiten desarrollar hábitos adicionales apoyándonos en ellos.
  • Mark Tigchelaar, emprendedor y creador de UseClark, a quien tuve el placer de conocer hace unos años en Ámsterdam, nos explicó que la capacidad para mantener el enfoque es el nuevo Cociente Intelectual.

Al margen de ellas, me gustó mucho también el papel de Ben Hammersley, editor de Wired, como maestro de ceremonias del evento.

Igualmente me gustó mucho cómo lo hizo Marko Kassenaar, que aderezó los dos días con media docena de apariciones en las que nos habló sobre el papel de Ámsterdam como cuna de la creatividad y de librepensadores, siempre de la mano de personajes famosos a lo largo de la Historia (Rembrandt, Spinoza, Aletta Jacobs o Johan Cruyff).

Otra ponencia que me resultó muy interesante fue la que cerró la primera jornada y que llevaron a cabo David Allen, su amigo Russell Bishop y su mentor Dean Acheson. Dean fue la persona que enseñó a Allen la técnica del «barrido mental» y también la importancia de preguntarte «¿cuál es la siguiente acción?».

La ponencia trataba sobre los orígenes de lo que hoy conocemos como GTD®, ya que tanto Russell como Dean ejercieron una enorme influencia en el desarrollo de la metodología en sus primeras etapas.

Asimismo, me llamó mucho la atención conocer más de cerca algunas historias personales sobre el impacto que GTD ha causado en personas con vidas tan distintas como pueden ser las de una educadora, una médico y una astronauta.

Particularmente interesante también el debate final sobre la «herramienta GTD ideal».

Allen nos compartió un buen número de notas manuscritas suyas, de hace 25 años, en las que describía las características que debería reunir una herramienta GTD para poder considerarse perfecta.

Este material había permanecido oculto hasta ahora, pero Allen prometió en el GTD Summit hacerlo «open source» y compartirlo públicamente, algo que hizo recientemente días a través de su página web. Si quieres echar un vistazo a este material, lo tienes aquí.

En resumen, un evento al que mereció mucho la pena asistir y que me hizo darme cuenta de que la frase que a menudo he oído decir a Allen es completamente cierta: «las personas que se acercan a GTD suelen ser, en general, las que menos lo necesitan».

Como «bonus final», te dejo un enlace a un video de mi colega Olle Strandberg, que además de ser GTD Certified Trainer de Suecia, es también acróbata profesional.

Hace años, Olle quedó prácticamente inválido a raíz de un accidente y fue su perseverancia lo que le permitió recuperarse y volver a ser el que era.

En este breve video, que se proyectó durante el GTD Summit, Olle nos cuenta su historia, que se cierra con un mensaje claro y cristalino para cualquier persona que quiera dominar GTD.

Y nada más por ahora. Con este post doy comienzo a un periodo de desconexión del blog, como hago habitualmente todos los años, en el que me dedicaré a «cargar las pilas» y a «afilar la sierra».

Espero poder volver con muchas novedades interesantes en septiembre. Hasta entonces, ¡cuídate y cuida tu efectividad 😉 !

Comentarios

Julen avatar
Julen


Gracias por compartirlo :-)
Ya me gustaría conocer más de cerca eso que plantea Theo Compernolle sobre las interrupciones tan nocivas... ;-)
Un abrazo.

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En realidad va más allá, ya que habla también sobre los demás efectos nocivos del mal uso de la tecnología: multitarea, tecno-estrés, insomnio...
Un abrazo.

Pedro Canal Steegmann avatar
Pedro Canal Steegmann


Te sigo con admiración desde hace mucho tiempo y lo seguiré haciendo porque nunca he dejado de aprender y de enriquecerme con todo lo que publicas.
Tus enseñanzas sobre productividad, me demuestran que tu mirada es siempre la de un experto, un experto que sabe bien de lo que habla, que conoce como pocos el comportamiento humano, los hábitos que pueden enriquecerlo y las estrategias más eficaces para mejorar nuestro rendimiento y felicidad.
Dicho esto, cada vez me cuesta más entender ese empecinamiento por GTD. A veces me parece una obsesión por defenderlo como si fuera el único camino, y no estoy del todo seguro de que no se trate de una moda en la que muchos nos hemos sentido cómodos durante mucho tiempo. No niego su efectividad en muchos aspectos, pero tengo la sensación de que puede haber algo de frikismo en sus seguidores y hasta de merchandising detrás de lo que algunos se atreven a calificar pretenciosamente incluso de “filosofia”.
Desde mi ignorancia, la cual reconozco porque no soy más que un lector devoto de todo lo que escribes, a veces creo que nos empeñamos en defender esa “filosofía” a capa y espada a pesar de la obsolescencia de algunos de sus postulados. Y nos empeñamos además en modernizarla para seguir defendiendo cosas indefendibles.
Nos convertimos en detractores de otras metodologías, como por ejemplo el Time Blocking, solo porque son más simples aparentemente. incluso en algunos casos, he conocido gente que defiende GTD por defender las herramientas que está utilizando, en su adicción por una app concreta. Y nos cuesta admitir que, en muchos casos, incluso haciendo las cosas bien, nos seguimos enfrentando a larguísimas listas de cosas por hacer, sin tener del todo claro cuando las debemos hacer, pero con un maquillaje perfecto a base de sub-listas, filtros y perspectivas personalizadas.
La frustración continúa porque no tenemos un mapa claro de cómo debe ser nuestro día, o nuestra semana, o nuestro mes…, pero seguimos apostando por un sistema porque nos seduce su flexibilidad. Y ni un exceso de flexibilidad, ni un exceso de rigidez pueden ser buenos.
Hay síntomas que me hacen sospechar que lo que digo puede ser cierto.
Por ejemplo, si no estoy equivocado, los contextos son una parte fundamental de dicha metodología. De hecho, son los contextos lo que diferencia GTD de otros métodos.
¿Qué es lo que en GTD define nuestras próximas acciones? Por encima de todo los contextos.
Desde el momento en que los contextos ya no son tan claros debido a los avances tecnológicos (ya siempre tenemos acceso a un teléfono u ordenador), los contextos se convierten en algo que sirve exclusivamente como filtro para hacer que las listas sean más cortas. Y eso es forzar un hábito que nos aleja de la realidad.
Incluso me atrevería a decir que, cuando tantos gurús de la productividad insisten en que GTD requiere de un gran aprendizaje, de la incorporación de hábitos que requieren mucha constancia y que la mayoría de personas no lo aplican correctamente, es que a lo mejor hay algo que chirría. Tal vez no estamos empeñando en hacer que la realidad se adapte a un método que ya no es 100% válido.
En una de tus publicaciones sugieres que, si en tu contexto “ordenador” hay demasiadas tareas, se pueden crear varios sub-contextos como “Excel”, “Email”, “Photoshop”, etc. para lograr listas más pequeñas y menos abrumadoras. De nuevo me parece que es defender GTD caiga quien caiga ¿Quién trabaja de esta manera? ¿Quién abre Excel y, ya que está en ese contexto, trabaja con todo lo que se puede hacer con Excel? La mayoría de nosotros vamos del Excel al correo electrónico, y de ahí al PowerPoint o hacia la herramienta que necesitemos a cada paso.
Si queremos colgar un cuadro, la mayoría de nosotros no aprovechamos que tenemos un martillo en la mano para hacer todo lo que se puede hacer con él. No digo que no se pueda hacer, digo que no es lo que hacemos de forma natural. Normalmente colgamos el cuadro y, en un cambio brusco de contexto, ponemos una lavadora. Pero es que es lo que toca hacer.
Modernizar los contextos, que es el concepto que propones a través de las COE, no deja de parecerme otro parche. Si esas circunstancias óptimas de ejecución se basan en la anidación de diversos contextos, al final son contextos. Si se tienen en cuenta lo que se suelen llamar pseudo-contextos, como la energía o el tiempo, aparte de ser conceptos muy subjetivos y difíciles de medir, me sigue pareciendo GTD puro y duro.
Perdóname por no tener las cosas claras, y por la osadía de exponer mis dudas de forma contundente. Lo hago desde el más absoluto de los respetos, de alumno a maestro. Un maestro del que sigo aprendiendo, quizás no tanto sobre cuando debo hacer las cosas, pero sí sobre como debo hacerlas. En eso, para mí, no tienes rival.
Y vaya también mi respeto por quienes tienen fe ciega en GTD, al final cada uno elige lo que le funciona.

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Hola, Pedro: Muchas gracias por el comentario. Creo que las reflexiones que planteas son compartidas por muchas personas, y seguramente con sobrados motivos para ello. Obviamente, estoy en desacuerdo, pero creo que un comentario en el post se queda corto para darte una respuesta adecuadamente razona. Por tanto, «capturo» el tema y prometo darte esa respuesta que te debo en uno de los primeros posts que escriba a la vuelta de mi pausa veraniega.
Un saludo.

Pedro Canal avatar
Pedro Canal


Gracias maestro. Buenas vacaciones.

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