Óptima Infinito

El Blog de José Miguel Bolívar

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Big Data: Su efectividad está en las personas

| tiempo de lectura 4:53'

Últimamente hay mucho «hype» alrededor del «Big data», como si se tratara de algo realmente novedoso. Y lo cierto es que el «Big data» lleva ya bastantes años entre nosotros. Simplemente ha cambiado y ahora es distinto, pero sigue manteniendo su esencia original.

¿Por qué es tan importante el «Big data»? Muy sencillo. En el trabajo del conocimiento, tu efectividad depende en gran medida de la calidad de las decisiones que tomas. Por eso el «análisis y la toma de decisiones» está en la lista de las 10 competencias más críticas para 2020 identificadas por el último foro de Davos. Y la calidad de las decisiones que tomas se ve influida enormemente por la calidad y diversidad de la información que utilizas para tomarlas. Por desgracia, muchas decisiones en las grandes organizaciones se siguen tomando a partir de suposiciones, creencias, egos, luchas de poder internas, experiencias previas, pensamiento de grupo o la simple costumbre, en lugar de hacerlo a través de un proceso riguroso y contrastado.

Leía a Javier Ongay en este post para Sintetia que «en el recorrido de los datos a la sabiduría existen dos peldaños intermedios, que son la información y el conocimiento». Añadía Javier que el «Big data» tiene que ser «Useful data» y que esa utilidad va estrechamente ligada a la identificación de un propósito, es decir, a saber «para qué» quiero, necesito o tengo que usar ese «Big data». Suscribo por completo esa afirmación, que viene a poner de maniefiesto la necesidad imperiosa de abandonar el «hacer por hacer», tan instaurado en las organizaciones (su simplismo lo hace muy cómodo), y sustituirlo por el «hacer con sentido» (exige más trabajo pero genera más valor).

Personalmente, siempre he sido un convencido de la utilidad del «Big data», algo que ha estado muy presente en todas las posiciones que he ocupado en mi actividad profesional, y sigue estándolo a día de hoy.

Por ejemplo, hace más de veinte años, cuando trabajaba como Director de Logística en HP, pedí a mi manager que me autorizara la incorporación de una persona adicional a mi equipo para que desarrollara un área de «inteligencia empresarial» o «business intelligence», que era como se le llamaba entonces en aquel entorno internacional. La respuesta de mi manager fue una pregunta: «¿para qué necesitas a una persona de «inteligencia empresarial» en un departamento de logística?». Esta pregunta me hizo tomar conciencia, por primera vez, de que aquella necesidad, que para mí era evidente además de urgente, podría no serlo para todo el mundo. El caso es que conseguí la aprobación y un año después contábamos con una sencilla, ultra barata y, a la vez, potentísima estructura, que nos permitía conocer y entender mucho mejor nuestro «negocio», solucionar los problemas con rapidez y efectividad y, lo que es mejor, ser proactivos a la hora de detectar y resolver potenciales problemas futuros antes de que se produjeran.

Años después, ya en el sector de la biotecnología, pude comprobar en primera persona hasta qué punto el «Big data» va a formar parte inseparable de nuestro futuro. Cuando lanzamos la división de negocio de NGS (Next Generation Sequencing), uno de mis primeros retos fue liderar un proceso europeo de selección de un perfil nuevo y desconocido hasta el momento: una persona experta en bioinformática, es decir, una persona con un alto nivel de conocimientos de estadística, ciencias de la computación, química y bioquímica. ¿Por qué? Muy sencillo. El equipo que comercializábamos para secuenciación genética, el SOLiD, generaba entre 1,2 y 1,4 billones anglosajones de datos por proceso de secuenciación, el cual venía a durar de una a dos semanas. Esa cantidad ingente de datos, «Big data» puro, requería un tratamiento y análisis adecuado para poder convertirlo en información y luego en conocimiento. El proceso de selección se prolongó casi nueve meses (aún recuerdo el nombre del candidato que seleccionamos, un inglés con formación académica en bioquímica y estadística y con un gran dominio de bases de datos, adquirido de manera autodidacta). Desde entonces, tengo bastante claro que muchas de las profesiones del futuro serán hibridaciones de las actuales.

¿Y qué pasa con Recursos Humanos, un área en la que el potencial del «Big data» es indudable? Pues que tenemos un problema y es que, salvo contadas excepciones, que generalmente se encuentran en los departamentos de compensación y beneficios, un porcentaje importante de profesionales de Recursos Humanos se encuentra próximo al analfabetismo tecnológico en materia de «Big data». Durante años he sufrido numerosas y frustrantes experiencias a la hora de encontrar profesionales de esta función que dominaran Excel a un nivel aceptable (me refiero a saber explotar Excel como base de datos sobre la que hacer «data mining»), lo que nos lleva a plantearnos una vez más qué perfiles necesita esta función para salir de una vez de esa adolescencia eterna en la que lleva sumida desde hace años.

Digo que tenemos un problema porque, cuando no se entiende ni se sabe trabajar con él, el «Big data» se convierte en «Junk data», es decir, en «datos basura». Ves datos, pero realmente no sabes lo que ves. Y para poder entender y aprovechar el potencial del «Big data», un profesional de Recursos Humanos necesita saber lo que ve, algo prácticamente imposible si no se domina Excel, o los conceptos de bases de datos en general, y no se han adquirido unas nociones mínimas de estadística, psicología social y antropología social, por citar unas pocas, a lo que habría que añadir alguna de las competencias recomendadas por Davos, como por ejemplo el pensamiento crítico. Si estos requisitos faltan, los datos solo sirven de adorno.

Un ejemplo. Desde hace años, los departamentos de RRHH manejan volúmenes ingentes de información. ¿Quién la está usando y para qué? He visto entrevistas de salida de varios años olvidadas sin que nadie dedicara un segundo a analizarlas. ¿Para qué se hacen entonces? Con frecuencia he escuchado afirmaciones carentes de fundamento y, lo que es peor, he visto tomar e implementar decisiones a partir de esas afirmaciones carentes de fundamento, simplemente por no ir a los datos y averiguar la verdad.

El hecho es que RRHH no progresa adecuadamente en su nivel de influencia organizativa y una de las razones es que no sabe usar los datos. Y guste o no guste, «sin datos solo eres una opinión más», como solía repetir uno de mis managers.

El «Big data» es fantástico y sus posibilidades son enormes. Sin duda. Pero, para aprovecharlas, hacen falta unos perfiles profesionales con determinadas competencias que a día de hoy distan mucho de ser el estándar. Y hasta que esto no cambie, el «Big data» será simplemente otro «palabro» de moda más, con escaso valor. Porque, en realidad, y como ocurre con otras muchas cosas, el «Big data» por sí mismo sirve para poco. Su efectividad está en las personas.

Comentarios

Joan Vergara avatar
Joan Vergara


Hola, José Miguel.

¡Qué buen post!

Cierto, he visto bastantes organizaciones en las que se trabaja con los ojos vendados, hacia delante y sin pararse a pensar. Esto es especialmente sangrante en el tema de los datos. Se gasta muchísimo dinero, tiempo y energía en recopilar mil números y luego no se utiliza ni el 10%, y cuando se hace, es sin ningún propósito definido.

Muy acertado cuando dices que "muchas de las profesiones del futuro serán hibridaciones de las actuales". Todavía no las conocemos, pero ya podemos estar seguros que habrá que ejercerlas con una gran mochila de competencias relacionadas con la tecnología, aparte de habilidades blandas y demás.

Enhorabuena por el post.

¡Saludos!

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Muchas gracias, Joan. En muchas organizaciones actuales, hay un exceso de mimetismo y de «hacer por hacer» en función de las modas del momento. La mejora de la efectividad pasa necesariamente por mejorar en la parte de «qué no hacer».
Un saludo.

Silvestre avatar
Silvestre


Hola José Miguel,

Las personas tendemos a acumular libros, a llenar archivos y ahora, a almacenar datos. Con la idea, o a veces miedo, de que algún día nos puedan hacer falta, y no queremos aceptar la carga absurda que esto supone. No decidir "por qué y para qué" acumulas la información te llevará a no articular los recursos necesarios para sacarle partido.

Tengo la impresión de que Rrhh debe de estar actuando según un paradigma distinto: ¿atrapado en la burocracia y en el control? Tendrás tus motivos para ser tan crítico con ellos. Supongo que muchos se sentirán heridos con tus afirmaciones, y por tanto, rechazarán tus opiniones. Unos pocos, sabrán encajar y aprovechar la crítica, para replantear su trabajo e innovar en un tiempo tan cambiante y convulso.

Te pregunto: ¿conoces bien sus razones o es tu opinión?

Un abrazo.

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He trabajado en RRHH muchos años y creo conocer bastante bien la función, la verdad. Las generalizaciones son odiosas y hay profesionales que para nada encajan en mis afirmaciones globales. Dicho esto, en RRHH existe, en términos generales, una tendencia marcada a considerar la tecnología como algo para frikis y en ciero modo innecesaria tratándose de una función de personas. Evidentemente los soft skills y las competencias relacionales y sociales son fundamentales en RRHH, pero nunca sustitutas de un dominio suficiente de la tecnología. Por otra parte, el momento evolutivo de RRHH es distinto en cada organización, pero en la mayoría de los casos el origen es el mismo: administración. Esto marca una tendencia a favor de la burocracia y el control, máxime en un entorno en el que el resto de variables (por ejemplo la legislación laboral) tampoco ayuda. Nadie dice que sea fácil, pero tengo claro que si RRHH quiere llegar a tener un peso específico en la alta dirección de las organizaciones tiene que aprender a comprender y gestionar datos con la misma soltura al menos que lo hacen el resto de funciones.
Un abrazo.

Patxi Castillo avatar
Patxi Castillo


Gran articulo Maestro. Recientemente me he incorporado a una compañía tecnológica y uno de sus campos de acción es el Smart Data. La tecnologia en muchas ocasiones nos nubla el juicio, y llega a convertirse en un fin en si mismo, es por ello que siempre tratamos de apartar la capa tecnológica pura para preguntar y acompañar al cliente en el propósito, para que quiere hacer Big Data, que busca, que le va a aportar, y ahí es donde hay que ir más allá del Open Data y del Big Data, para darle sentido con el Data analytics.
Hay mucho terreno por recorrer, pero la senda ya se está trazando, y me siento orgulloso de poder decir que estoy en uno de los carros que están abriendo el camino, no solo tecnológico si no conceptual y de nuevo paradigma en la era del conocimiento. Ojalá lo que ahora buscan grandes corporaciones, sirva para mucho más que fines estrictamente de productividad y mayor rendimiento del beneficio, y se utilicen esa gran cantidad de datos que poseen para darnos mejores servicios más adaptados a nuestras necesidades particulares, nuevas utilidades y mejores prestaciones.

El problema de los datos no es como guardarlos, analizarlos o exponerlos, eso tecnologicamente está más que resuelto, lo que hay que resolver es la conciencia de la sociedad sobre que se hace con nuestros datos, y que reivindiquemos como sociedad que nuestros datos son nuestros, y si alguien quiere usarlos debería de hacerlo unicamente bajo nuestro estricto consentimiento y siendo totalmente consciente de como y para que se usan.

José Miguel, me ha gustado mucho tu artículo, y como has unido unas cuantas piezas del puzzle de esta nueva era del conocimiento. Felicidades Maestro!

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Muchas gracias, Patxi. Me quedo con que los datos deben estar al servicio de las personas y bajo su control, y no a la inversa.
Un abrazo.

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