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Competencias 2020: Davos apuesta por la efectividad

| tiempo de lectura 4:17'

recorriendo-el-camino-de-la-efectividadLeía hace unas semanas este interesante post de Guillermo Dorronsoro sobre la última reunión del Foro de Davos, que este año giraba alrededor de la cuarta Revolución Industrial. Me llamó especialmente la atención una tabla comparativa que compartía Guillermo sobre los «Top 10 skills» que se identificaron para 2015 versus sus análogos para 2020. Estas competencias clave para el 2020 son las siguientes:

  1. Resolución de problemas complejos
  2. Pensamiento crítico
  3. Creatividad
  4. Gestión de personas
  5. Coordinación con otros
  6. Inteligencia emocional
  7. Análisis y toma de decisiones
  8. Orientación al servicio
  9. Negociación
  10. Flexibilidad cognitiva

Un detalle muy a tener en cuenta es la predominancia de competencias relacionadas directamente con la mejora de la «eficacia», entendida tal y cómo la definió Peter Drucker, es decir, «hacer las cosas correctas». Curiosamente, no aparece por ningún lado la famosa «gestión del tiempo» ni la nueva moda, pero igualmente inútil, de la «gestión del compromiso». Sí que lo hacen el «análisis y toma de decisiones», la «resolución de problemas complejos» o la «flexibilidad cognitiva», que son tres competencias directamente relacionadas con la «eficacia» y, por consiguiente, con la «efectividad».

El «análisis y toma de decisiones» es sin duda una competencia clave, porque la calidad de las decisiones que se toman continuamente en el trabajo del conocimiento suele dejar a menudo bastante que desear, como bien sabe Miguel Ariño, experto en el tema. Algo parecido ocurre con la «resolución de problemas complejos», que es en cierto modo una competencia complementaria y dependiente de la anterior.

El mal hábito de «hacer de forma precipitada, sin pensar lo suficiente», es uno de los principales responsables de la baja efectividad, mucho más que el exceso de información o de carga de trabajo. «Hacer por hacer», de forma apresurada e irreflexiva, nos lleva a menudo a la situación absurda a la que Drucker se refería: «no hay nada tan inútil como hacer con gran eficiencia algo que no debería haberse hecho en absoluto». Por eso, metodologías de efectividad personal como OPTIMA3® ponen un claro énfasis en mejorar los procesos de toma de decisiones como uno de los requisitos indispensables para la mejora de la efectividad y, de paso, reducir el estrés.

Dice Wikipedia que «para tomar una decisión, cualquiera que sea su naturaleza, es necesario conocer, comprender y analizar un problema, para así poder darle solución». Esta afirmación parte de la premisa de que las decisiones van generalmente encaminadas a resolver «problemas», entendiendo «problemas» en su sentido más amplio, al margen de la índole y magnitud de los mismos.

Hábitos como «enfríar el pensamiento» de forma sistemática antes de decidir o «separar pensar de hacer», es decir, «procesar tu trabajo» antes de ejecutarlo, están específicamente pensados para eso: para ayudarnos a conocer, comprender, analizar y decidir mejor.

En el trabajo del conocimiento, la tarea ni es evidente ni está definida. Por eso, antes de resolver un problema es necesario identificar exactamente qué es ese problema y qué significado tiene para nosotros. También es fundamental identificar con claridad qué significa resolverlo, es decir, cuál es el resultado esperado, separando la definición del problema de su resolución. Otras técnicas avanzadas de mejora de la efectividad, como la visualización del resultado conseguido al resolver el problema, está comprobado que potencian nuestra capacidad para identificar y generar posibles alternativas y soluciones al mismo.

Otro detalle importante es cómo se gestionan y ejecutan las decisiones ya tomadas. Responder de forma efectiva a la pregunta «¿qué hago ahora?» es más complejo de lo que parece y varios hábitos clave de los que propone la metodología de efectividad personal OPTIMA3® , como por ejemplo limitar el número de opciones disponibles a la hora de elegir o definir de la forma más concreta posible la tarea a realizar, han demostrado mejorar nuestra efectividad de forma significativa.

Por último, la «flexibilidad cognitiva» como competencia clave para el futuro próximo. Frente al viejo hábito de «planificar», que ignora la realidad de que vivimos en un entorno VUCA, Davos reclama «flexibilidad cognitiva». Planificar es perder el tiempo en el trabajo del conocimiento ya que, entre el momento de la planificación y el de la ejecución, varios de los elementos considerados al planificar habrán cambiado con seguridad, quedando así invalidados. Por eso, cuanto más próxima sea la decisión al momento de su ejecución, menores serán los cambios ocurridos en la información manejada para tomar la decisión y mejor será esta.

El cambio está claro. Ante la obsesión por adivinar el futuro, lo que necesitamos desarrollar es la capacidad para adaptarnos de forma dinámica a una realidad cambiante, tomando las decisiones más efectivas en función de las circunstancias de cada momento.

La entrada sobre flexibilidad cognitiva en inglés de Wikipedia es realmente interesante. Algunas de las diversas definiciones que vas a encontrar en ella sobre esta competencia son:

  • Capacidad para cambiar de pensamiento como respuesta a la necesidad de modificar creencias previas ante nuevas situaciones.
  • Capacidad de ajustar el pensamiento o la atención en respuesta a cambios en los objetivos o a estímulos del entorno (lo que en OPTIMA3® llamamos «planificación adaptativa» y qué guarda mucha más relación con estimar y prever que con el significado tradicional de planificar).
  • Capacidad de adaptar el pensamiento desde situaciones antiguas a las nuevas, superando formas automáticas de pensar y responder que se han convertido en habituales en la situación antigua para adaptarlas a las nuevas situaciones (buenos ejemplos de esto son el uso de «contextos» frente a las tradicionales «listas de tareas» y la importancia que da OPTIMA3® al «aprendizaje adaptativo» como hábito).

Me ha resultado muy gratificante comprobar que en OPTIMA LAB estamos poniendo foco en lo que de verdad importa. A pesar de que muchas organizaciones andan todavía perdidas por los viejos senderos de la «gestión del tiempo», parece que el camino para los próximo años está muy claro y es uno bien distinto: el camino de la efectividad. Así que ahí estaremos, haciendo camino y ayudando a otros a recorrerlo. Si te animas, también hay un lugar para ti.

Comentarios

Silvestre Segarra avatar
Silvestre Segarra


¡Caramba, se hace cada vez más evidente que las piezas encajan! Un abrazo amigos.

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Gracias, Silvestre :-) Un abrazo!

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David Sánchez


Al leer el post de Guillermo tuve la sensación de estar caminando, y ayudando a la gente, en la dirección correcta. Es muy interesante ver como las competencias que ayudarán a la competitividad y desarrollo en los próximos años tienen un sustrato común en la efectividad. Se está definiendo todo un nuevo paradigma económico y social, algo que resulta cíclico en nuestra historia y, creo, que en este momento vivimos momentos similares a los primeros años del siglo XX. En aquellos años aparecieron nuevas teorías de organización, la cadena de producción y su aplicación directa a la industria, avances científicos significativos, el trabajo comenzó a evolucionar al empezar a cambiar de la manofactura artesanal a la industrial,etc. Llevamos unos años viviendo ciertos paralelismos con aquella época.

Puede que cambien muchas cosas de aquí a 2020, pero estoy convencido de que lo que no cambiará es que la efectividad personal será, como dices, una competencia clave en el siglo XXI.

un abrazo y enhorabuena por este post con tanta perspectiva ;-)

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Muchas gracias, maestro. Me alegra comprobar en mi trabajo diario que cada vez son más las personas que van acercándose y comprendiendo el nuevo paradigma. Superadas las viejas creencias sobre la gestión del tiempo y la confusión entre productividad e hiperactividad, las personas descubren que en el trabajo del conocimiento la aportación desigual de valor da lugar a situaciones paradójicas en las que cantidad puede ser lo opuesto de productividad. Tiempos apasionantes, como bien dices, en los que, además, efectividad y felicidad van cada vez más estrechamente de la mano.
Un abrazo!

Juan Carlos Páez Núñez avatar
Juan Carlos Páez Núñez


Hola José Miguel, muy buenas tus reflexiones yo también soy de los que cree en el tema de la efectividad, tanto es así que he escrito dos posts dedicados a la efectividad de dos subprocesos claves de gestión de personas (que también está en este estudio o reunión de Davos), a partir de experiencias personales como directivo. Considero que este tema pasa ineludiblemente por poseer capacidad analítica y por una cultura de mediciones de indicadores claves o KPI's, que sustenten esos análisis. No descubro el agua fría con decir que hay que saber delimitar la diferencia entre un antes y un después, en todo lo que querramos medir, pero con números y con análisis cualitativos de los por qué y de las mejoras resultantes. saludos

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Hola Juan Carlos. En líneas generales estoy de acuerdo contigo, aunque el tema de los KPI's daría para mucho. Por desgracia, a menudo los KPI's miden lo que se puede medir con un esfuerzo razonable, tomándolo como aproximación a lo que realmente se debería medir pero no se puede. El problema de los KPI's es cuando pasan de ser «indicators» a ser KPO's, es decir, «objetives». Ahí pierden su valor, dejan de ser medios y se convierten en fines. Los objetivos sirven de poco en entornos VUCA. Hay que saber delimitar la diferencia entre un antes y un después y, para ello, prefiero las tendencias. Son mucho más útiles y potentes que los objetivos, con el beneficio adicional de que medir tendencias es mucho más barato y sencillo.
Un saludo y muchas gracias por comentar.

ANA CECILIA avatar
ANA CECILIA


Muy interesante las capacidades propuestas para el 2020, principalmente la flexibilidad cognitiva, que es muy cierto que hay que adaptarse a la situación real o actual para poder tomar las decisiones más pertinentes.

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