Óptima Infinito

El Blog de José Miguel Bolívar

Optima infinito

Sin No, no Eres Nada

| tiempo de lectura 3:43'

En los comentarios a mi último post del año pasado, un par de lectores del blog me solicitaban que les ayudara a reflexionar sobre la toma de decisiones orientada a simplificar, es decir, a dejar sin hacer para no abarcar tantas cosas.

Por otra parte, cuando en los talleres que facilito sobre mejora de la productividad y eficacia personal digo, con clara intención provocadora, que GTD es para no hacer, me divierte observar las reacciones, porque siempre las hay y son de lo más variado.

Venimos de donde venimos pero estamos donde estamos. Y donde estamos, al menos las personas que nos dedicamos al trabajo del conocimiento, no tiene nada que ver con de dónde venimos.

Imagina un cazador primitivo que decide volver al poblado sin cazar. O un herrero medieval que decide abandonar la fragua dejando un caballo a medio herrar. O una persona que trabaja envasando sardinas que decide abandonar la línea de producción en mitad de la jornada. ¿Qué pensarías de la «profesionalidad» de esas personas? Dejar las cosas sin terminar, incompletas, «a medias»… Todo ello se asocia con baja profesionalidad.

También es cierto que el cazador primitivo, el herrero medieval y la persona que envasa sardinas lo tienen relativamente fácil para hacer bien su trabajo, al menos en cuanto a lo que completar la tarea se refiere. Lo tienen fácil porque la tarea es evidente: saben qué es lo que hay que hacer para que esté hecho. Esto significa que no se ven obligados a tomar decisiones sobre qué hay que hacer, qué hacer antes, qué hacer después y qué dejar sin hacer.

Además tienen la suerte de que su trabajo es relativamente estable y predecible, con poca probabilidad de interrupciones o de cambios constantes de importancia, urgencia y prioridad. Y eso es muy cómodo porque se pueden permitir tener poca o nula asertividad, simplemente porque no la necesitan para ser personas productivas y eficaces en su trabajo.

Pero en la Era del Conocimiento, la historia es bien distinta. La tarea no es evidente, como dice Peter Drucker, sino que hay que definirla. Antes de hacer, es preciso averiguar qué es exactamente lo que hay que hacer y cuándo estará hecho.

Este nuevo entorno es fluctuante, inestable y poco predecible, con constantes cambios de importancia, urgencia y prioridad. Y, para complicar las cosas, el trabajo pendiente casi siempre excede al tiempo disponible para hacerlo.

En estas nuevas circunstancias, la productividad y la eficacia personal pasan necesariamente por dejar cosas sin hacer. Y dejar cosas sin hacer es muy distinto de dejar el trabajo sin hacer. Porque la realidad es que gran parte de las jornadas se pierde en tareas absurdas que no nos acercan a nuestros objetivos, ni a los profesionales ni a los personales; en tiempos de tránsito, en rehacer trabajos que antes ya se hicieron pero se hicieron mal o incompletos.

Este es el primer cambio de paradigma. Dejar de creer que la productividad y la eficacia personal significan hacerlo todo. Las personas productivas y eficaces consiguen resultados relevantes gracias a que dejan sin hacer un montón de cosas irrelevantes.

Porque la productividad y la eficacia personal no consisten en hacer muchas cosas sino en elegir bien y hacer bien las cosas que haces.

Y elegir bien implica necesariamente el ejercicio frecuente, generoso y enérgico de la asertividad. En otras palabras, decir NO y decirlo a menudo, sin titubeos y sin sentirte mal. Si hay algo en lo que coinciden todas las personas que estudian la productividad y eficacia personal es en que decir que sí siempre a todos es la forma más fácil, rápida y segura de cargártela.

El problema es que ser una persona asertiva es más difícil de lo que parece. Es difícil porque a casi todo el mundo le gusta ayudar a otras personas, ser servicial, echar una mano si se puede. Y por esta razón, necesitas tener mucha confianza en ti y contar con un buen motivo para negar eso que te piden.

Piensa por un momento en una situación en que no te costó esfuerzo decir no a algo. Probablemente tenías muy claro que haber dicho sí habría supuesto decir no a otras cosas que para ti eran aún más importantes que eso que te estaban pidiendo.

Esa es la clave. Si cada vez que te planteas decir sí a algo eres consciente de qué te cuesta, de lo que te estás jugando, de a qué otras cosas estás diciendo no, seguramente dirás no mucho más a menudo.

Pero para ello, antes necesitas saber cuáles son todas esas cosas y qué significa cada una de ellas. Es lo que en el método GTD se llama tener control y perspectiva. Solo entonces, cuándo sabes cuáles son tus opciones de elección y qué implica cada una de ellas, reunirás las condiciones para decir no y sentirte bien al hacerlo.

Hasta entonces, la culpabilidad y la duda harán que te resulte muy difícil decir no, aunque en tu interior sientas que es lo que deseas y lo que deberías hacer.

Cuando hayas sentado las bases para tomar buenas decisiones y hayas aprendido a decir no con confianza, habrás dado un paso enorme hacia la consecución de los resultados que realmente te importan y te hacen feliz.

Merece la pena intentarlo porque, sin no, no eres nada.

Comentarios

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Sergi


Excelente! Cada artículo que escribes me inspira más que el anterior. Tú sabrás el porqué, pero lo cierto es que con cada uno dislumbro con más nitidez los pilares y el núcleo de lo que es GTD.

Mi más sincero agradecimiento.
Sergi

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Muchas gracias, Sergi. La verdad es que no sé por qué pero es muy gratificante saber que lo que escribo resulta inspirador :)
Un abrazo.

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David Sánchez


La asertividad, interesante concepto tan poco considerado, por falsos pilares educacionales, y tan deficiente adoptado.

Hablando desde mi mapa personal, no creo que la principal falta de asertividad se suela asociar a no tener el trabajo definido. Puedes tener (vale, o creer tener, jeje) el trabajo perfectamente definido. Por ejemplo, si el herrero acepta pedidos o modificaciones adhoc en sus productos que no puede atender, pero lo hace por eso de que "no vayan a pensar que no soy buen profesional, "o que soy borde",..., estará en una zona de baja asertividad y aun teniendo definido claramente su trabajo inicial, serán sus creencias las que "desmonten el chiringuito".

Para mi, principalmente, es tema de creencias (¿qué no lo es?). Como bien dices, creer que tenemos que hacer todo o tener contentos a todos es un error de eficacia personal que, al menos yo, voy interiorizando poco a poco. Y es que además, si vamos por la línea de contentar a todo el mundo por nuestra escasa asertividad, creo que al final conseguimos lo contrario porque seguramente acabaremos incumpliendo nuestros compromisos.

Ser asertivo es francamente difícil, y creo que no estamos preparados para serlo y ni para que los demás lo sean. Me refiero a que las opiniones que podemos tener acerca de una persona asertiva, en la mayoría de los casos no creo que fuesen muy buenas.

En el entorno de la relación con los clientes me parece especialmente relevante estas dificultades, pero existen manera de afrontarlas y de reforzar esos comportamientos. Igual algún día me animo a escribir sobre mi experiencia ;-)

Meto esto en la mochila: "Venimos de donde venimos pero estamos donde estamos. Y donde estamos, al menos las personas que nos dedicamos al trabajo del conocimiento, no tiene nada que ver con de dónde venimos". Parece sacado de una novela de Tolkien :-)

Un abrazo

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Bueno, lo de ser de referencia interna tiene sus ventajas de cara a la asertividad ;-P
Mis opiniones sobre las personas asertivas son muy positivas. Es más, en mi experiencia, lo que en las organizaciones se considera gente con alto potencial suele ser por lo general asertiva. Si se quiere llegar a resultados concretos en un entorno de sobreabundancia de opciones, sencillamente no hay más alternativa que rechazar alguna. Saber hacerlo de la forma correcta, sin herir a nadie y sintiéndote bien con ello es difícil al principio, como ocurre con cualquier hábito, pero luego no, precisamente por eso, porque lo has convertido en hábito.
De todos modos, me encantará leer sobre tu experiencia al respecto con clientes.
La frase de la mochila sí quedó algo literaria y eso que he leído muy poco a Tolkien (yo era más de Orson Scott Card).
Un abrazo

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David Sánchez


Ahora me explicó la cara de "insector" que a veces pones XD
Un abrazo!

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Ya hablaremos... XD

Frank Rondón avatar
Frank Rondón


Este post José Miguel, ha sido muy esclarecedor ya que provocó varios insights sobre situaciones que fácilmente pudimos solucionar solo diciendo NO, el ser asertivos es una capacidad que debemos desarrollar para poder tomar decisiones, el eliminar el tabú del uso de la palabra NO, en la relación con nuestros clientes, es realmente importante en nuestro día a día.

En nuestro flujo de trabajo diario, manejando muchas tareas a medio terminar, vamos en automático sin tomar la perspectiva para asumir el control de nuestros objetivos profesionales y personales.

Trataremos de incluir tus valiosos consejos en nuestro día a día.

Saludos.

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Muchas gracias, Frank. Me alegro que os resulte de ayuda a la hora de asumir el control de vuestros objetivos.
Saludos!

@eherrero123 avatar
@eherrero123


Fantástica visión, José Miguel, a la que me gustaría incorporar una idea: ¿Qué tal si una vez elegido/decidido entre las opciones, emprendemos la acción (única) prefijando un tiempo (duración o plazo) y el momento (comienzo y final conocidos)?
Yo practico una técnica que llamo 'tiempo tasado': en ese tiempo y momento hago lo decidido de la mejor manera que sé y puedo, sin distracciones ni excusas traicioneras. Con la práctica, lo que al principio generaba tensión acaba siendo una liberación. Sé lo que tengo que hacer, cómo, cuándo y en cuánto tiempo; sin la rémora del perfeccionismo. Es una especie de asertividad conmigo mismo y con el reloj.
En definitiva, para mí la productividad es eficiencia personal. Esa es la idea.

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Muchas gracias. Para mí la productividad personal tiene más que ver con la eficacia que con la eficiencia. La eficiencia tiene que ver con hacer bien las cosas ("do the things right") mientras que la eficacia tiene que ver con hacer las cosas correctas ("do the right things"), es decir, las que nos conducen a los resultados que buscamos. Y ya puestos, ¿por qué no aspirar a la excelencia ("do the right things right")? ;-)
Por otra parte, el timeboxing es una práctica que puede tener sentido para tareas que requieren de un tiempo amplio para ser completadas y que no son fáciles de segmentar de forma natural. Por ejemplo, leer un libro de 500 páginas. A mí personalmente no me gusta porque le da al elemento tiempo una relevancia que en mi opinión no aporta nada. Prefiero el sliceboxing, ya que pone el foco en el resultado, que es lo que realmente importa, al margen del tiempo que requiera realmente conseguirlo. En el caso del libro, prefiero leer un capítulo a leer 10' porque leer 10' no me garantiza un progreso real en la lectura (por ejemplo si estoy cansado) mientras que leer un capítulo, tarde lo que tarde en hacerlo, sí me lo garantiza.
En GTD el tiempo es secundario. Lo importante es el compromiso con el resultado. O me comprometo a hacer algo o no, pero no lo empiezo y luego lo dejo a medias. Para evitar esto lo que haré será elegir acciones cuyo tiempo estimado para completarlas sea coherente con mi tiempo disponible.

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