Óptima Infinito

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GTD y el Engaño de la Conciliación

| tiempo de lectura 2:24'

Lo que menos me gusta de la interpretación más común que se hace del concepto conciliación es que la gente asume como normal que su faceta profesional invada sin el menor respeto los demás aspectos de su vida.

Conciliar no es que te concedan la «gracia» de salir antes del trabajo para poder ver a tus hijos antes de que se acuesten y luego tener que quedarte hasta la madrugada trabajando en tu portátil. Como ya he escrito en alguna ocasión, conciliar es mucho más y guarda estrecha relación con las nociones de autonomía y responsabilidad.

La jornada laboral o el centro de trabajo son reliquias de la Era Industrial, innecesarias por lo general en el trabajo del conocimiento. Reliquias que en buena medida siguen existiendo para justificar la existencia de las estructuras jerárquicas características del modelo de administración burocrático.

Por otra parte, las jornadas interminables son un síntoma de mala organización y escasa productividad, un mal hábito asociado a culturas presencialistas en las que obedecer o «echar horas» es más importante que conseguir resultados específicos y medibles.

Para que todo este sinsentido cambie, lo primero que hay que hacer es desmontar algunos viejos paradigmas heredados de otras épocas.

El primero de ellos, también procedente de la Era Industrial, es que el «trabajo» y la «vida» son dos esferas separadas e independientes de la persona. Esto puede ser válido si tu trabajo es un trabajo mecánico en una cadena de producción pero no lo es en el trabajo del conocimiento.

Cuando estás presente en lo que estás haciendo, en realidad a tu cerebro le da igual que sea ver una película con tus hijos que acabar una propuesta para un cliente. Simplemente estás ahí, fluyendo, con un objetivo claro y atención plena.

Pero para ello necesitas la seguridad de que lo que estás haciendo es lo que deberías estar haciendo. Eso y no cualquier otra cosa. Porque cuando esta seguridad no existe, entonces tu mente deja de estar ahí, dejas de fluir y empiezas a preocuparte por todo lo que no estas haciendo y a lo mejor deberías. Y te preocuparás tanto por no haber devuelto una llamada a un cliente como por no poder estar en casa haciendo los deberes con tus hijos.

Alcanzar este nivel de seguridad en tus decisiones no es sencillo. Como ya hemos visto, para lograrlo necesitas definir tu «trabajo» de otro modo, ya que solo así estarás en condiciones de tomar las mejores decisiones y sentirte bien con ellas.

El reto no es conciliar sino decidir mejor. Conciliar es un enfoque derrotista que da por sentado que has perdido la batalla. El verdadero desafío es llegar a ser una persona equilibrada. Y el equilibrio es la sensación a la que llegas cuando sabes que estás repartiendo tu atención de forma proporcional y equitativa entre todas las facetas de tu vida.

Lo que ocurre es que el equilibrio no se puede conseguir desde fuera, poniendo un simple muro de contención a tu «trabajo» para defender el resto de tu «vida».

El equilibrio es algo que hay que trabajar desde dentro, porque la solución está en ti. Conseguirlo lleva un tiempo, ya que necesitarás cambiar buena parte de tus creencias y hábitos actuales.

La buena noticia es que GTD puede ayudarte a lograrlo, así que no hace falta que caigas en el engaño de la conciliación.

Comentarios

Pablo Rodriguez avatar
Pablo Rodriguez


Interesante planteamiento!

Estoy de acuerdo, aunque supone un cambio de mentalidad considerable, no sólo por parte de los trabajadores (que también). En el caso de los asalariados por cuenta ajena, muchos nos conformaríamos con llegar a la fase de conciliación, pues los jefes no están ni siquiera por la labor de llegar a eso (ya se sabe, lo del presencialismo y esas cosas :-))

Un abrazo
Pablo Rodríguez

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Coincido contigo, Pablo. Un cambio más de mentalidad de los muchos que hay que realizar para adaptarse a esta nueva realidad. Todo se andará... :-)

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patinadora


Muy bueno José Miguel! Estoy muy de acuerdo contigo en que el cambio empieza por nosotros mismos, eso es evidente. Llámalo conciliación, llámalo organización, llámalo equilibrio, llámalo x... Eso sí, además del trabajo con uno mismo anda que no hay lucha con la sociedad: leyes absurdas, horarios insultantes, empresas esclavistas... Vamos, que lo tenemos complicado! Aunque por algo se empieza, eso está claro.
Un saludo!

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Muchas gracias, Mónica. Complicado que no imposible. Y ya hemos empezado, ¿no?, así que algo menos de camino por recorrer sí que nos queda :)
Un saludo!

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Alberto


En efecto, José Miguel, comparto tu post, especialmente cuando dices que el “trabajo” y la “vida” NO deben ser dos esferas separadas e independientes de la persona, y menos aún en la sociedad actual del conocimiento. Justamente hace un par de meses escribí un post en mi blog sobre este particular, en donde critico la expresión “conciliación vida laboral y personal” o en inglés “work & life balance” (balance entre trabajo y vida), puesto que implica separar "trabajo" de "vida", demonizando al trabajo como si fuera el lado oscuro de nuestra condición humana. Aquí tienes este post que lleva por título "Adiós a la conciliación, hola a la integración": http://thecoolruler.blogspot.com.es/2013/08/adios-la-conciliacion-hola-la.html

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Hola Alberto. Acabo de leer tu post y comparto plenamente lo que en él comentas. Afortunadamente cada vez somos más los que nos damos cuenta de lo absurdo del planteamiento del "work/life balance". Seguimos avanzando...
Un abrazo!

Jose Ignacio Santás García avatar
Jose Ignacio Santás García


Lo comparto totalmente. Trabajo en la Administración, donde muchos (a pesar de los chistes y rumores), nos esforzamos en ser productivos porque trabajamos para la ciudadanía, pero la institución generalmente sigue anclada en ese esquema de "echar horas": con frecuencia, la única forma de medir tu trabajo (y no hablo de trabajos mecánicos)suele ser la hora a la que fichaste, sin más planteamiento de productividad profesional. Y cuando haces estos planteamientos, poco menos que se te acusa de explotador, porque se confunde con una pérdida de los derechos laborales. Menuda locura. En fín, una pena que espero que cambie. Enhorabuena por tu blog, de veras.

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Muchas gracias, José Ignacio. Conozco bien la Administración. Mi padre fue funcionario durante muchos años en la segunda mitad de su carrera profesional. Además, trabajo con clientes en la Administración y me consta que están interesados por mejorar su productividad. Creo que la sensatez también llegará ahí, aunque tal vez tarde un poco más. De todos modos, por si te sirve de consuelo, la situación en muchas empresas no es diferente de la que comentas.
Un saludo.

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JC


Jose:

La mirada que tengo es que la vida personal y la profesional tironean constantemente por nuestra atención y es responsabilidad de cada uno asignar la importancia correcta a cada una. Lamentablemente muchos nos sorprendemos cuando vemos que no mantenemos consistencia entre lo que declaramos como valores y las acciones que efectivamente ponemos en práctica. Es cuando uno dice "para mi lo más importante es mi familia" y resulta que se pasa 20 hs colgado del trabajo, dentro y fuera de la oficina.

Lamentablemente no hay una respuesta simple y mucho menos única. En muchos casos una prioridad mal manejada en la oficina puede tener un impacto significativo en tu vida personal, por ejemplo si no puedes llevar el sueldo a fin de mes. Y llegado el caso, el no haber sabido poner los límites de la manera adecuada a ciertas cosas en el momento adecuado puede provocar que desatiendas sistemáticamente a tu familia. O a tus pasiones personales como un hobby que le puede estar dando sentido a muchos momentos en tu vida.

Y como el valor es un elemento subjetivo, es decir que depende de la valoración personal e intransferible de cada individuo, se hace difícil dar respuestas sencillas a estos problemas. Decididamente es un problema cultural, y la organización personal por ejemplo usando un método como el de GTD te puede ayudar.

Pero la asignación correcta de la importancia de cada uno de nuestros valores y la toma de decisión es responsabilidad de cada uno. Las herramientas sólo potencian nuestra capacidad de hacer. De nosotros depende que sea en la dirección correcta.

Un abrazo

JC
http://www.comomeorganizo.com
Twitter: @ComoMeOrganizo
Ultima Nota: Outlook-Contextos con Atajos

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Como bien apuntas, la toma de decisiones es responsabilidad de cada uno. A veces, oyendo a otras personas, uno podría creer que no tienen capacidad de elección cuando realmente no es así.
Un abrazo.

Enrique Pampliega avatar
Enrique Pampliega


Totalmente de acuerdo solo falta que al empresariado español también le gusta ver un buen puñado de papeles sobre la mesa, da sensación de mucho trabajo y agobio. Eso les hace felices a los pobres diablos. Lamentable.

Muy buen post. Un abrazo.

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Muchas gracias, Enrique. Coincido contigo es que esa es la situación más común. Afortunadamente creo que, aunque muy despacio y todavía a muy pequeña escala, la situación está cambiando. La situación actual no es sostenible, así que la generalización del cambio tendrá que llegar antes o después.
Un abrazo.

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