Óptima Infinito

El Blog de José Miguel Bolívar

Optima infinito

No es tu Suerte, son tus Creencias

| tiempo de lectura 3:04'

dedos-cruzadosEstoy convencido de la existencia de la suerte. ¿Cómo no iba a ser así? He nacido en un país del «primer mundo», en el seno de una familia «normal» que me ha proporcionado todo lo necesario para crecer y desarrollarme como persona. No nací con defectos congénitos ni padezco enfermedades raras. Tampoco me he visto implicado en catástrofes naturales ni terribles accidentes. Todo eso es suerte, muy buena suerte.

Pero al margen del azar que define las circunstancias que te rodean, también estoy convencido de que no hay más «suerte». Hay personas que hacen lo que hay que hacer y personas que hacen lo que creen que hay que hacer. Estas últimas, a veces aciertan pero otras veces se equivocan.

Voy a compartir contigo una anécdota. Desde que me saqué el carnet de conducir, gran parte de mi entorno no ha dejado de decirme que tengo mucha suerte para aparcar. Miembros de mi familia, algunos de mis amigos, incluso conocidos, se sorprendían – y siguen sorprendiendo – de mi «enorme suerte». ¿En qué consiste exactamente esta suerte? En que casi siempre aparco en la puerta del sitio al que voy, entendiendo por «en la puerta», a menos de un par de minutos andando del punto de destino. Y esto ocurre por teóricamente complicada que sea la zona o la hora del día.

Pero para mí este hecho no es fruto de suerte alguna sino de mis acciones. En un momento dado, algo cansado ya de tanto «cachondeo», decidí observar con atención qué factores podían influir en esta realidad. Porque es cierto que las personas que me decían, y siguen diciendo, que tengo mucha suerte, nunca aparcan en la puerta.

Como suponía, la explicación era bien sencilla. Yo hacía, y sigo haciendo, algo que ellos no hacían, y siguen sin hacer. Y no lo hago de forma aleatoria ni en función de las circunstancias. Lo hago siempre, independientemente del día, la hora, el lugar, si voy con prisas o no: paso con el coche por delante de la puerta del sitio al que voy y lo hago al menos dos veces. Sin excepciones.

Cuando llevo en el coche a alguna de estas personas que dicen que tengo suerte, siempre tengo que oír las mismas cantinelas. «Mira, aparca ahí, fíjate que sitio tan bueno. Déjalo ahí porque luego no hay quien aparque. Esa zona es imposible». Cuando les ignoro, se molestan conmigo: «Ya verás, vamos a llegar tarde porque no vas a encontrar sitio y te va a tocar dar mil vueltas. Con lo bueno que era ese sitio de ahí atrás». Aprovecho para aclarar que «ese sitio tan bueno» suele por lo general estar al menos a diez minutos andando del punto de destino.

Como puedes observar, no es mi suerte lo que hace que casi siempre aparque en la puerta ni tampoco es la mala suerte de mis familiares y amigos lo que hace que nunca lo consigan.

La diferencia es que yo sé que lo que yo crea sobre lo fácil, difícil, probable o improbable que es aparcar en un sitio concreto es por completo irrelevante. Lo siento por el tan en boga «pensamiento positivo» pero las cosas son como son y tanto si estoy convencido de que voy a aparcar en la puerta, como si estoy convencido de lo contrario, a la realidad le importa un pimiento.

Por eso mi comportamiento no es en función de mis creencias sino de lo que hay que hacer. Nuestro cerebro es víctima de numerosos sesgos y falla más que una escopeta de feria en muchos de sus cálculos y estimaciones. Como promueve GTD, hay que «objetivizar» al máximo la toma de decisiones porque, a más subjetividad, mayor riesgo de error.

Una forma de saber «lo que hay que hacer» es observar qué hacen las personas que consiguen esos resultados que tú también querrías conseguir y replicar esos comportamientos. Lo que en PNL se llama «modelado«. Nuevamente, es lo que hizo David Allen para construir GTD: fijarse en los hábitos de personas productivas.

Otra forma es analizar de forma objetiva, dejando al margen opiniones o creencias, qué pasos hay que dar, y en qué secuencia, para alcanzar un resultado. Al fin y al cabo, si analizas de forma objetiva qué hay que hacer para poder aparcar en la puerta, verás que la respuesta a «lo que hay que hacer» es sencilla: pasar siempre por la puerta.

Comentarios

pablo emilio avatar
pablo emilio


estoy muy de acuerdo con todo el contenido del articulo y en este momento lo estoy aplicando al pie de la letra para mejorar mis resultados. me encanto.

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Muchas gracias, Pablo. Un saludo

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Alberto


Yo también tengo "suerte" a la hora de aparcar, pero es que tengo un Smart ;)

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Jeje, eso es parte también de "lo que hay que hacer" ;-)

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Miguel


Como dices una buena forma de conseguir resultados exitosos en productividad o en cualquier otro campo es con el modelado de la PNL. No solo se trata de copiar el comportamiento, también se modelan creencias. Una forma sencilla de aplicar el modelado es el marco "como si". Si fuese David Allen en este momento ¿qué haría? ¿cómo lo haría?
Estupendo Blog José Miguel, yo hago PNL y en mi búsqueda de la excelencia encontré GTD, gracias a blogs como el tuyo que me permite modelar lo que hacen los expertos en el campo de la productividad.
Un saludo

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Muchas gracias, Miguel. El modelado es, en mi opinión, una técnica potentísima para aprender a conseguir resultados. ¿Para qué reinventar la rueda si ya está inventada? :-)
Un saludo

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Elsa


Estoy de acuerdo en general con lo que dices Jose Miguel. Sobre todo porque empiezas con un párrafo que a mucha gente se le olvida cuando hace un discurso parecido. Porque hay gente positiva y que hace lo que hay que hacer pero que por las circunstancias en donde ha nacido no puede o lo tiene más difícil.

Eso sí, me vas a matar pero... algo de suerte para aparcar creo que tienes;))

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Las circunstancias sin duda condicionan pero las condiciones también se pueden cambiar, tal vez no del todo pero al menos en parte. Hay que incorporar las circunstancias como factores en la toma de decisiones pero creo que siempre hay un margen de respuesta y la clave es elegir la respuesta "buena".
Y sí, tengo mucha suerte, más cuantas más veces paso por la puerta ;-)

Isabel avatar
Isabel


Gracias por tu magnifico post José Miguel.
Yo también soy una "aparca-fácil" y siempre he compartido tu teoría, que quien no lo intenta nuca lo consigue.
Extrapolable a otras muchas cosas en la vida.
"Solo" hay que tomar la decisión de hacerlo.
Saludos
Isabel

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Muchas gracias Isabel. Y yo añadiría, tomar la decisión de hacerlo Y hacerlo ;-)
Saludos

Pablo Rodríguez avatar
Pablo Rodríguez


Muchas veces, la mayor parte del éxito consiste en seguir insistiendo (cuando otros ya se habrían rendido).

O como decía uno de los mayores inventores de la historia, Thomas Alva Edison, "no fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla."

Ahora... un poco de suerte para aparcar sí que tienes, ¿no? ;-)

Un abrazo
Pablo Rodríguez

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Sí, la perseverancia nunca viene mal. De hecho, si pasas 999 veces por la puerta, aparcas "fijo" en la misma puerta :-D
Un abrazo

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Irene Rodriguez Garcia


Gracias por tu entrada José Miguel! He de reconocer que el título me descolocó un poco y, de hecho he tenido que leer varias veces el texto para captar exactamente a qué te refieres. Me quedo con: hay que probar (el "no" ya lo tienes -- pasar por la puerta) y ser lo más objetivo posible en la toma de decisiones; si? era eso?
Un saludo!

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Hola Irene. Sí, era eso, no "creer" tanto y "hacer" más. Observa qué funciona e intenta imitarlo. Da un poco igual que creas que va a funcionar o no. Las creencias son, en su gran mayoría, el lastre inútil que van dejando los años...
Un saludo

Fran avatar
Fran


¡Hola, José Miguel! ¿Qué tal? Me ha gustado mucho tu manera de enfocar el tema y estoy bastante de acuerdo contigo, sin embargo, no estoy en absoluto de acuerdo en que las creencias o lo que pienses sobre lo que quieras hacer sean un lastre (si no he entendido mal lo que has respondido a uno de los comentarios "Las creencias son, en su gran mayoría, el lastre inútil que van dejando los años…" Martes 26 de febrero de 2013 at 18:11)...

A ver, la actitud cuenta, eso está respaldado por cualquier estudio que tenga relación con la física cuántica. Todo a nuestro alrededor es posibilidad de ser y nuestros pensamientos van configurando la realidad (por sintetizarlo de alguna manera). Si uno no se pone manos a la obra no va a lograr ningún objetivo y el pensamiento negativo no sirve, no es útil, y sí, estoy contigo en que, si no pasas por la puerta, nunca podrás aparcar junto a ella.

Un saludo y felicitaciones por el blog.

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Muchas gracias, Fran. Estoy de acuerdo contigo en que la actitud cuenta y precisamente por eso digo que las creencias son un lastre. Somos resultado de la evolución, eso es evidente. El cerebro límbico, el de las emociones y las creencias, tiene 50 millones de años y es el que más nos influye. Pero hay alternativas. En concreto, un "jovencito" de solo 3 millones de años, llamado cerebro racional, claramente infrautilizado. Mi propuesta es no hacer tanto caso al cerebro límbico y usar un poco más el cerebro racional. Yo puedo tener una actitud fantástica y llena de autoconfianza y optimismo que me haga estar convencido al 100% de que voy a aparcar en la puerta. O puedo tener una actitud de lo más negativo, marcada por las muchas veces que he pasado por la puerta de sitios en los que me ha sido imposible aparcar. En ambos casos, mi actitud da exactamente lo mismo de cara a que consiga aparcar en la puerta. Porque que aparque o no en la puerta dependerá de una serie de factores ajenos por completo a mi actitud y estado anímico: la zona, el día, la hora, si hay partido en la tele... Hay que superar el egocentrismo implícito en el pensamiento positivo. Al universo le importa un rábano mi actitud. Lo único cierto es que, sean cuales sean las circunstancias, sea mucha o poca la probabilidad estadística de aparcar en la puerta y sean cuales sean mis creencias al respecto, lo que sí o sí tengo que hacer para poder aparcar en la puerta es pasar, al menos una vez, por la puerta. Estoy cansado de ver a gente que jamás pasa por la puerta y, paradójicamente, no deja de lamentarse de su mala suerte aparcando... :-)

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