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GTD: Productividad es Gestión de la Atención

| tiempo de lectura 2:55'
me and a fuzzy one, cortesía de Tiago A. Pereira
me and a fuzzy one, cortesía de Tiago A. Pereira

Si hay un recurso escaso hoy día, es la atención.

Atención que nos sentimos en el deber de prestar a la cantidad ingente de información que llega a nuestras manos a través de las nuevas tecnologías y que hay que procesar para saber qué significa y qué tenemos que hacer con ella, suponiendo que haya que hacer algo.

Atención que también nos sentimos en el deber de prestar a las incesantes interrupciones, al no contar con los requisitos necesarios para hacer valer nuestra asertividad.

El verdadero coste económico de esta situación es difícil de calcular pero es evidente que está ahí, ya que cualquier persona ha experimentado la diferencia que existe entre los resultados que obtiene cuando trabaja en un entorno libre de interrupciones, pudiendo dedicar atención plena a la tarea, y los que obtiene cuando trabaja bajo interrupciones constantes de todo tipo.

Esto por lo que atañe al aspecto más cuantitativo de la productividad, porque, ¿qué pasa con el aspecto cualitativo? ¿Cómo se ve afectada tu creatividad por este flujo permanente de información e interrupciones? ¿Cómo de buenas son las decisiones que tomas cuando no puedes pensar más de 10′ sin que algo o alguien te interrumpa?

El error habitual es intentar solucionar esta situación actuando únicamente sobre los factores externos: reducir el volumen de emails, prohibir el acceso a redes sociales, ponerte a dieta de información y aprender algunos trucos productivos

El motivo por el que fallan este tipo de pseudo-soluciones orientadas a disminuir el volumen o velocidad de los input, es que, en el mejor de los casos, son medidas cuya utilidad es temporal, ya que el problema de fondo sigue creciendo. En la mayor parte de los casos, estas medidas son directamente inútiles y, con frecuencia, contraproducentes, ya que nos hacen vivir temporalmente en un mundo irreal.

El reto que hay que lograr superar es aprender a convivir con la situación, siendo capaces de maniobrar con soltura entre los mundos del pensamiento y la acción, ya que solo así conseguiremos un remedio duradero.

Y hay que aprender a convivir con ella porque el problema no es externo. Tu principal fuente de interrupciones eres tú. Y lo sabes. Prueba a encerrarte en un cuarto aislado a completar una tarea y verás cuantas veces te auto-interrumpes y acabas divagando.

Nuestra mente se siente cómoda divagando a la más mínima oportunidad. Divagar puede ser algo positivo cuando forma parte de un proceso creativo pero es negativo cuando se convierte en un proceso «rumiativo», que te aparta del resultado que quieres conseguir y solo consigue preocuparte, estresarte y agotarte.

Conviene ser conscientes de ello para tomar las medidas necesarias cuando no divagamos adecuadamente. Por ejemplo, uno de los problemas con las tradicionales listas de tareas es que fomentan esta tendencia a divagar negativamente en lugar de limitarla y lo hacen porque son listas de tareas no evidentes, no suficientemente trabajadas y definidas, por lo que siguen dejando espacio para la interpretación y la preocupación.

Por otra parte, una de las grandes ventajas de GTD es que da «pistas» para detectar cuando estás pensando de forma creativa y cuando estás preocupándote de forma inútil. Conseguir esto es sencillo y va asociado de forma natural a la puesta en práctica de los hábitos que promueve la metodología.

Una de las claves de la productividad consiste en ser consciente de que no puedes decidir qué llama la atención de tu mente pero sí cómo puedes reaccionar ante ello. Puedes optar por distraerte y divagar de forma estéril o puedes canalizar la situación para aprovecharla de forma creativa, sacándolo de tu mente y dejándolo en tu sistema externo de confianza para prestarle más adelante la atención que tú decidas, cuando tú decidas.

Si algo llama tu atención y te distrae, no te resistas pero tampoco divagues. Simplemente préstale la atención precisa para moverlo a tu sistema GTD y continúa con lo que estabas, porque prestar atención a lo que llama tu atención es un paso clave para tu productividad.

Comentarios

Pablo Rodríguez avatar
Pablo Rodríguez


¡Muy bueno! La pregunta ¿Cómo de buenas son las decisiones que tomas cuando no puedes pensar más de 10′ sin que algo o alguien te interrumpa? me ha recordado un trabajo que tuve, que requería de esa concentración, pero en el cual el ambiente no era el adecuado, había demasiada costumbre entre los compañeros de interrumpir constantemente por cualquier cosilla, cotilleo o similar.

Hace poco leí que según ciertos estudios, somos incapaces de hacer más de dos cosas a la vez (digamos que el cerebro puede ser capaz de repartirse a la hora de procesar dos tareas, pero no más allá). Me gusta la recomendación que haces de "canalizar la situación para aprovecharla de forma creativa, sacándolo de tu mente y dejándolo en tu sistema externo de confianza para prestarle más adelante la atención que tú decidas, cuando tú decidas."

Hay cosas que sólo podemos hacer con cierto grado de concentración y si no se puede en ese momento, mejor dejarlo para otro. Y por otra parte, en ocasiones ese "reposo" nos ayuda a encontrar soluciones más creativas, como ocurre muchas veces por la noche, cuando uno se despierta con la solución a un problema.

Un abrazo
Pablo Rodríguez

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Gracias, Pablo. Tomar conciencia de qué pasa y a qué se debe lo que pasa es un paso imprescindible para poder influir sobre lo que pasa. La clave es en dejar de ser "reactivos" ante lo que sucede para pasar a ser "proactivos".
Un abrazo

Daniel Grifol avatar
Daniel Grifol


No estoy muy de acuerdo en que la principal fuente de interrupciones sea uno mismo. Dependiendo de como sea el entorno o la naturaleza del trabajo que desempeña puede vivir constantemente rodeado de tentativas de interrupción que debe aprender a aceptar y gestionar si quiere ser productivo/creativo.

En cierto sentido, es fácil evitar las distracciones una vez aprendes a concentrarte (mas bien tomas el hábito de concentrarte en determinados momentos). Personalmente creo que una persona que ha llegado al extremo de intentar ajustar su vida a GDT debería haber entendido este punto o jamás conseguirá mejorar. EN ese punto si estoy de acuerdo con tu artículo.

Pero en una oficina en la que una decena de personas deben interactuar frecuentemente contigo el asunto se complica y se pone a prueba nuestro sistema.

Es cierto que uno mismo puede poner solución a a las distracciones aprendiendo y aplicando técnicas de gestión de las interrupciones, pero no creo que la principal fuente de sea endógena.

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Nos movemos de nuevo en terreno de creencias, donde, evidentemente, cada cual tiene las suyas... :-)

Evitar las distracciones tiene una componente exógena y otra endógena. Ambas son gestionables, aunque no exactamente de la misma manera. Lo importante, en mi opinión, no es tanto cuál es más relevante (asumo que he generalizado en el post) sino que hay que actuar sobre ambas para lograr el resultado deseado: centrar la atención.

Por otra parte, "una oficina en la que una decena de personas debe interactuar frecuentemente contigo" es una oficina improductiva. O eres un micromanager, es decir, un cuello de botella (mala estructura organizativa), o las personas no están empoderadas o no tienen los conocimientos y las capacidades para tomar decisiones de forma autónoma (mala gestión de personas) o los procesos que se ven obligadas a seguir son una mierda, con perdón. Excepto contadísimas excepciones, no existen realidades en las que la interacción tenga que ser permanente en lugar de discreta.

Por cierto, acabo de descubrir tu blog y me ha gustado. Acabas de incorporarte a mi feedly ;-)

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