GTD: La Productividad Personal es Cuestión de Enfoque
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Si en su primer libro, «organízate con eficacia«, David Allen hablaba de los enfoques horizontal y vertical, en el último, «haz que funcione» sustituye estas expresiones por «control» y «perspectiva«.
Si te paras a pensarlo un momento, este cambio tiene lógica, ¿no? Al fin y al cabo la gente dice que tiene su vida, o una situación, «fuera de control» y no «fuera de la horizontal», del mismo modo que diría que «me falta perspectiva» o «he perdido la perspectiva» en lugar de decir «me falta la vertical» o «he perdido la vertical» (a no ser que lleves encima varias copas de más, claro).
El arte de recopilar, procesar, organizar, evaluar y hacer proporciona el control. El modelo de planificación natural y los 6 niveles de enfoque proporcionan la perspectiva.
Si te fijas, los horizontes o niveles de perspectiva no son en realidad más que la aplicación a escenarios concretos del modelo de planificación natural. De hecho, las técnicas que utilizamos en coaching con nuestros clientes guardan mucha similitud con este modelo. ¿Para qué haces lo que haces? ¿Cómo sería el resultado que deseas? ¿Cómo vas a saber cuando lo has conseguido? ¿Qué pasos necesitas dar para logarlo? ¿Qué puedes hacer? ¿Cuáles son las acciones concretas que debes llevar a cabo para empezar?
GTD gira en torno al enfoque que le das a las cosas, eliminando las que te distraen y dándote herramientas para ser capaz de dirigir tu enfoque hacia lo que necesitas, como lo necesitas y cuando lo necesitas para alcanzar los resultados que quieres.
Si no tienes control, te resultará casi imposible encontrar un enfoque más allá de las urgencias inmediatas. Por esta razón, la primera prioridad para la metodología GTD es proporcionarte una serie de técnicas que te permitan llegar a poseer ese control.
Del mismo modo, si no tienes claros cuáles son tus compromisos en cada uno de los diversos horizontes en los que actúas, es indispensable que consigas un enfoque adecuado. Por eso, la segunda prioridad para GTD es ayudarte a crear los hábitos de reflexión necesarios para que puedas repasar periódicamente y decidir qué hacer con lo que ha llamado tu atención en los múltiples horizontes.
La intersección del control con la perspectiva se traduce en acciones físicas, es decir, en lo que decides hacer, y finalmente haces, en un momento dado.
Porque tus acciones físicas son el resultado final de haber seguido los cinco pasos para conseguir control y también la expresión visible de todos los aspectos de tu vida personal y profesional con los que te has comprometido.
En la Era del Conocimiento, la productividad sigue dependiendo también de las cosas que haces pero depende, sobre todo, de la calidad de las decisiones que tomas.
La clave reside en entender que el secreto para tomar buenas decisiones no radica en tener el convencimiento de estar haciendo siempre lo correcto (¿hasta qué punto podrías realmente llegar a saberlo?) sino en asegurarte de que dominas un proceso que funciona para descubrir cuál es la mejor elección posible en cada momento, comprometerte con ella, y hacerla.
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