Óptima Infinito

El Blog de José Miguel Bolívar

Optima infinito

Adiós para siempre a la Jornada Laboral

| tiempo de lectura 3:14'

La jornada laboral es, junto con el centro de trabajo, uno de los peores enemigos de la conciliación, hasta tal punto que considero imposible que conciliar llegue a ser una realidad si no se superan estos dos conceptos y las creencias que conllevan.

Desde una perspectiva histórica, tanto la jornada laboral como el centro de trabajo son residuos altamente tóxicos de un modelo de organización en vías de desaparición, el modelo de administración burocrático. El origen de ambas expresiones, tal y como actualmente las conocemos, es relativamente reciente, ya que tiene lugar entre 1970 y 1980, momento en el que se pasa de semanas laborales de más de 60 horas a las semanas de 40 horas de trabajo.

Al igual que ocurre con otros términos relacionados, como el de puesto de trabajo, la jornada laboral y el centro de trabajo dejan de tener sentido en una economía del conocimiento y pasan de ser elementos necesarios para el buen funcionamiento del sistema a conventirse en peligrosos lastres a la innovación y la productividad.

Decía antes que la jornada laboral y el centro de trabajo son, en mi opinión, enemigos irreconciliables de la conciliación y el motivo de esta afirmación es que la conciliación es un concepto que no tiene cabida en el mismo paradigma que los otros dos términos.

En un entorno de producción tipo cadena de montaje es absurdo hablar de conciliación. La producción de la fábrica exige, por su propia naturaleza, que todos los trabajadores comiencen a trabajar y dejen de hacerlo a horas concretas. ¿Imaginas una cadena de montaje donde cada operario se incorporara o se fuera a voluntad y en un momento distinto? Sería un completo caos.

Lo mismo es aplicable al centro de trabajo. En una cadena de montaje es ridículo hablar de teletrabajo porque, nuevamente, la naturaleza de este tipo de trabajo exige presencia física en un lugar concreto.

Pero en el trabajo del conocimiento, el término trabajo se redefine. Ya no es un sitio al que vas en un horario concreto sino unos resultados que obtienes independientemente del momento y el lugar, gracias a las posibilidades que te brinda la tecnología.

El problema es que la conciliación se sigue planteando en el paradigma equivocado. Por eso las medidas de conciliación quedan relegadas a cambios cosméticos con poco o nulo impacto social real. Tener que entrar a trabajar dentro de una franja horaria de un par de horas o poder teletrabajar un par de días a la semana, en el mismo horario de siempre, por muy innovador que pueda parecer a algunos responsables de Recursos Humanos, no es conciliar sino parchear.

La realidad es que a día de hoy gran parte del trabajo que se realiza en las oficinas de nuestras empresas es trabajo del conocimiento y como tal podría hacerse desde cualquier sitio y con total libertad horaria. Vivimos en un mundo global  y virtual donde las interacciones entre personas que habitan en distintos husos horarios es cada vez más común. En este nuevo escenario, el centro de trabajo y la jornada laboral son reliquias por cuyo mantenimiento se sigue pagando un precio irrazonable en forma de pérdida de productividad, infelicidad, desmotivación y estrés.

Conciliar es superar el paradigma del control en el que siguen ancladas las organizaciones – y muchas de las personas que en ellas trabajan – y entender que la jornada laboral y el centro de trabajo deben desaparecer. Conciliar es dejar que las personas decidan, desde el compromiso y la responsabilidad, dónde y cuándo trabajar para conseguir los resultados acordados, sin imponer ni un aquí ni un ahora.

Es un cambio que no será fácil porque ataca directamente al núcleo duro del modelo de administración burocrática que impera en la mayoría de las organizaciones. Ceder el control como empleador no es fácil y ejercer la responsabilidad como empleado, tampoco. Superar la obsesión por la uniformidad y reinventar las organizaciones para que se adapten a las necesidades de las personas es, paradójicamente, el primer paso hacia la supervivencia de dichas organizaciones, ya que, además de ser una frase manida, las personas son lo más importante y lo van a ser cada vez más.

Y hasta que no se entienda que conciliar no es sólo un derecho sino también una necesidad imperiosa para que las empresas evolucionen y se adapten a esta nueva realidad, no sólo no se resolverán los graves problemas de pérdida de motivación, compromiso y productividad que padecen las organizaciones, sino que la supervivencia a medio plazo de esas empresas seguirá siendo cada vez más dudosa.

Comentarios

Giancarlo avatar
Giancarlo


Hola, José Miguel. Completamente de acuerdo. A veces uno no puede dejar de sorprenderse cuando en empresas que reúnen muchos requisitos para iniciar ese proceso de conciliación imponen medidas destinadas a controlar al personal. Imagino que es complicado adentrarse un nuevo paradigma ¿cómo crees que se puede iniciar un proceso de conciliación semejante? ¿conoces algún ejemplo de empresa que esté marcando el camino?

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Creo que el primer paso es instaurando una cultura basada en resultados, no en presencia. Hace falta que existan resultados medibles que hagan superfluo el criterio subjetivo de un jefe. El siguiente paso es que la autonomía vaya acompañada de responsabilidad. No todo el mundo está acostumbrado a trabajar con este nivel de autonomía y es un cambio que requiere un aprendizaje.
No conozco empresas en España que hayan apostado de manera clara e inequívoca por esta alternativa, lo que evidentemente no significa que no las haya. Si conoces tú alguna, me encantaría saberlo.
Un abrazo.

Antonio José Masiá Guerrero avatar
Antonio José Masiá Guerrero


Enhorabuena José Miguel. Una entrada fantástica y clara en la línea de tu trabajo. Felicidades de nuevo. No puedo estar más de acuerdo con lo que dices. Por suerte, las tendencias del mercado laboral están cambiando aunque a un ritmo muy lento, típico por otro lado de nuestro país. Para poder acceder a este nuevo modelo las personas deberán reinventarse de alguna forma para poder correr en esta nueva carrera. Yo ya he iniciado este proceso.

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Muchas gracias y enhorabuena, Antonio José. La productividad es una de las grandes beneficiarias de este cambio. En España, como para otras muchas cosas, vamos muy atrasados con respecto a otros países, con el agravante de que el presencialismo está mucho más arraigado que en los países vecinos. En lo positivo, creo que es una tendencia imparable y que, como apuntas, la evolución del mercado laboral la reforzará.
Un saludo.

Alvaro avatar
Alvaro


Se están utilizando los mismos moldes que comentas se empleaban en las cadenas de producción para los nuevos trabajos del conocimiento, y eso, chirría.

Por mi parte he decidido conciliar mi vida con el trabajo y no tener que esperar a las 15.00 para empezar a vivir.

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Es una lástima que el principal motivo para seguir cumpliendo un horario laboral en un lugar de trabajo sea la inercia. El primer paso es rebelarse contra ello y no seguir el juego al sistema.
Un saludo.

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fernando lopez


Hola José Miguel:

Estando de acuerdo en el planteamiento y en el enfoque, si me gustaría matizar que la economía del conocimiento lleva implícita la responsabilidad. Soy un convencido de la conciliación e intento aplicarla, pero como apuntas cuesta porque no solo es cuestión de la empresa sino del empleado también. Desgraciadamente nuestra educación no está preparada aún para ello, aunque hay que seguir cambiando las cosas. Un abrazo

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Estoy muy de acuerdo contigo, Fernando. No estamos educados para la responsabilidad sino para la obediencia. Este proceso debe por tanto ser gradual y acompañado de las herramientas para asegurar que la transición al nuevo modelo se hace de forma natural y sin consecuencias indeseadas.
Un saludo.

Andrés Ortega avatar
Andrés Ortega


Hola Jose Miguel,
Fantástica entrada!, creo que en esto de la conciliacion, la jornada y el puesto de trabajo, estamos (me incluyo) en misa y repicando y generalmente, como bien se sabe no se puede/debe estar así. Habitualmente se nos llena la boca con medidas de "conciliación" que como tu muy bien dices no son más que parches; nos autoengañamos sintiéndonos más progres porque tenemos un horario flexible y eso es absolutamente irrelevante en los trabajadores del conocimiento. Sin embargo creo que aunque el futuro de la gestión de personas nos empujará obligatoriamente a decirle adios a jornada de trabajo, aún lo veo lejano en el tiempo;es preciso un cambio de paradigma generalizado a todos los niveles, en empleados y en empleadores, pero también en todos los ámbitos de nuestra sociedad que está diseñada para "no conciliar", y en este punto me cuesta ver una mínima alineación de todos en la misma dirección, mientras tanto hay que seguir evidenciando que ha llegado la hora de cambiar el chip.
Nos leemos
Andrés

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Hola Andrés,
Es mucho más sencillo de lo que parece, sobre todo si hay voluntad. La gente suele responder bien si se explican las reglas del juego y se aplican con coherencia y de forma sistemática. El cambio de chip cuesta más cuanto más arriba en la jerarquía, ya que no tener a la gente a la vista pone en entredicho la necesidad de muchas posiciones intermedias cuya principal razón de ser es el control.
Nos leemos. Un saludo.

Alberto avatar
Alberto


Personalmente no me gusta el término "conciliación" porque parece separar el trabajo de la vida, como si el trabajo tuviese que ser algo ajeno y malo en nuestras vidas (como el Hyde del Doctor Jekyll). ¿Quien ha dicho que debemos diferenciar nuestra vida laboral de nuestra vida personal?

Francamente, el reto en este siglo XXI no es la "conciliación" entre vida laboral y vida personal, sino la "integración" entre ambas. Yo quiero ser dueño de mi vida entera, y me resisto a admitir que la empresa sea dueña de mi vida profesional (un tercio de mi vida). Yo sólo tengo un cerebro, no dos; una única cabeza que contiene todas mis ideas y emociones juntas, y no separadas. Tengo sólo una vida, no dos, así que en mi vida trato de hacer todo lo mejor que sé y disfrutar en todo lo que hago. Y si disfruto plenamente con mi trabajo, ¿por qué carajo tengo que diferenciar entre trabajo y ocio?

La cuestión es que en las sociedades avanzadas del siglo XXI la mayoría de las personas somos profesionales que vendemos servicios, y no siervos sujetos a un horario laboral (la jornada de 40 horas semanales) en un centro de trabajo determinado.

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A mí tampoco me gusta. Ni el de RRHH. Pero las etiquetas no las pongo yo :-) Comparto al 100% tu punto de vista sobre la integración de ambas. Es más, creo que de por sí ya están integradas y que de algún modo nos empeñamos en "desintegrarlas". Somos personas con diversos intereses y facetas. El cómo y cuándo gestionarlas debería ser por tanto personal. Confiemos en que poco a poco avancemos en la dirección correcta.
Un abrazo.

Julen Iturbe-Ormaetxe avatar
Julen Iturbe-Ormaetxe


Un apunte, José Miguel. Cuando comentas acerca de "la cadena de montaje" y el horario, no creas que no se pueden conseguir resultados de flexibilidad. Irizar, por ejemplo, eliminó en su momento los controles horarios y pasó a un modelo en el que los relevos se autoorganizaban de forma que quedaban entre ellos para cumplir con objetivos de producción pero sin tener que pasar por la esclavitud del horario "fijo". Te comento esto porque a veces se considera una especie de axioma el que en los talleres industriales no hay alternativa. Pues sí que la hay ;-)

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Pues razón de más, Julen. Demuestra lo que comentaba antes de que se trata, principalmente, de una cuestión de voluntad a día de hoy. Me alegra mucho ver que incluso en entornos donde este tipo de evolución parece más complicada, querer es poder.
Un abrazo.

Alberto avatar
Alberto


Estoy totalmente de acuerdo con Julen, el trabajo basado en resultados y no en el tiempo de dedicación también es aplicable a las cadenas de montaje industrial e incluso a los dependientes de comercio. Los turnos bien pueden ser acordados por los implicados, y no venir impuestos desde arriba. Al fin y al cabo el trabajador ya es mayorcito y sabrá mejor que nadie cuando debe estar donde tenga que estar. Y si no cumple, pues es que no es responsable y no merece el trabajo.

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Pues eso, 100% agree. Se puede decir más alto pero no más claro :-)

Angel avatar
Angel


Totalmente en desacuerdo, en muchos trabajos seguirá la jornada laboral, la industria automovilística, el sector comercial, el sector turístico, el de la construcción...en fin la mayoría del tejido productivo español, que España no es tan moderna como los que se pasean por este blog.

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Hola Angel,
Supongo que has leído el post y has observado que en él se habla de economía del conocimiento. Creo que los trabajos que tienes en mente no pertenecen a esa categoría, por lo que en principio el post no les aplica. Dicho eso, creo que conciliar es posible, como apunta Julen, a poca buena voluntad que haya por las partes, algo que desde luego es más fácil de decir que de hacer. Conciliar no significa ni trabajar menos ni escaquearse sino alinear intereses y necesidades de una manera creativa. Por otra parte, coincido contigo en España no es moderna. De hecho es bastante ignorante e inmovilista y así nos luce el pelo. A lo mejor la solución pasa por empezar a serlo, que dicho de paso, ya va siendo hora...

Angel avatar
Angel


Me despisté un poco con el impactante título ...aunque creo que el poder es el poder en cualquier organización social y " los resultados " también pueden convertirse en una tiranía en según que ocasiones..no, sí por llevar la contraria...

Julio avatar
Julio


En talleres, oficinas, en la calle o en cualquier lugar, en casa; es posible aplicar este enfoque, lo importante no es el estar si no el resultado conseguido. Mientras sigamos considerando el "presentismo" como la piedra filosofal, vamos a continuar con las mismas dinámicas.

Casos como el de IRIZAR los hay, contados con los dedos de la mano es cierto tambien, la diferencia está en las personas que con ideas y formas de hacer y de vivir, como estas, son capaces de implantarlas sin excusas.

La "integración" de la vida laboral y personal es una de las claves, si cada persona es un mundo, el mundo de cada persona es diferente, y ello nos lleva a la "DIVERSIDAD" Y si no atendemos esta ultima estaremos creando injusticias.

Integración y Equilibrio, también en la cadena de producción.

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Angel


En muchos los lugares no funciona ese enfoque. Por ejemplo en un bar con dos o tres camareros, la base es el presentismo. El resultado de no estar en el bar es que un trabajador cargue con las responsabilidades de otro.

manuel avatar
manuel


no se que decir ante este articulo, si bien estoy de acuerdo casi en su totalidad con la nueva realidad de los trabajos del conocimiento que se pueden acercar mucho a la forma de trabajo por proyecto u objetivos hay muchísimos trabajos del conocimiento que necesitan de una realidad física y horaria al estar interrelaccionado este trabajo con otros trabajos. los horarios de atención al publico o a clientes,los horarios de posibles proveedores o compradores o incluso los horarios y los centros administrativos a los que debemos acudir a por permisos o autorizaciones. es verdad que el mundo de la tecnología y el universo de Internet abre puertas que flexibilizan esta realidad pero aun así, deberá haber gente que suba o baje la información a esta plataforma. nos queda mucho por andar. flicidades al blogger me gusta mucho leer. @amayo1987

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Nos queda mucho por andar pero estamos en el camino. Todas las situaciones que comentas tienen solución. Las personas se pueden coordinar por turnos en los casos en los que la presencia física es necesaria y muchos de estos trabajos seguirán automatizándose, lo mismo que ocurrirá con los centros administrativos. De todos modos, mi entrada pretende ser una reflexión sobre los trabajos que ya a día de hoy no requieren presencia física, que son muchos, y no tanto sobre los que aún la requieren.
Un saludo.

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