Discapacidad Emocional y Liderazgo
|
2:07'
Hace ya algunos años, cuando aún no se oía hablar de conciliación, tuve una conversación con un directivo de HP, empresa en la que trabajaba en aquella época, que me marcó profundamente y cuyo contenido sigue siendo vigente a día de hoy.
Era una conversación sobre desarrollo profesional. Esta persona era toda una referencia en la compañía. Trabajador e inteligente, había convertido el departamento que dirigía en una organización ejemplar, dinámica, innovadora y rebosante de talento [del de verdad].
Por aquél entonces yo estaba considerando concluir mi etapa profesional en HP y comenzar una nueva aventura en un sector diferente, así que aproveché para aprender de la experiencia y sabiduría de este gran mentor.
Hablamos sobre temas muy diversos: tendencias económicas, ciclos de crecimiento, negocios de margen o de volumen, sectores, estrategias profesionales… Y por supuesto hablamos también de planificación de carrera y éxito profesional.
Fue precisamente al tratar este último aspecto cuando tuvo lugar la conversación a la que me refería al principio de la entrada. No recuerdo los detalles con exactitud, pero el contenido venía a ser más o menos así:
«Bajo la apariencia de éxito y satisfacción personal, el mundo directivo esconde un gran número de discapacitados emocionales. Gente que ha triunfado profesionalmente a costa de dejar por el camino familia, amigos, aficiones, sueños, ilusiones e incluso salud. El éxito conseguido así no te sirve de nada. Yo les llamo discapacitados emocionales porque son personas con carencias emocionales y vitales graves que les impide realizarse como seres humanos completos».
Mi posterior experiencia profesional me ha demostrado la validez de esta afirmación. Una realidad que tiene mucho que ver con la escasez de liderazgo en las organizaciones, con que al frente de los equipos haya tanto jefe y tan poco líder. Porque, ¿cómo puede liderar un equipo alguien que no es capaz de liderarse a sí mismo como ser humano equilibrado? ¿Cómo puede alguien sin una vida más allá de lo profesional entender que otras personas vivan para algo más que para trabajar?
El drama de la adicción al trabajo, los famosos workaholics, es también un cáncer organizativo. Además del daño que este comportamiento produce en la persona que lo padece, tiene una enorme repercusión negativa en su equipo en términos de pérdida de motivación y productividad de las personas, cuando no de burnout.
El primer requisito para liderar a otros es ser capaz de liderarse a uno mismo como ser humano pleno; antes de poder ser líder necesitas ser persona. Sin esto, da igual los títulos que tengas, los MBAs que hayas cursado o los libros de management que hayas leído.
Y es que, como decía en un excelente post Uxío Malvido, «el liderazgo en los negocios no puede ser aislado del liderazgo en otras áreas vitales. Eso implica verse a uno mismo y a los demás como personas completas y complejas y no sólo prestar atención a la dimensión profesional».
Comentarios