Por Qué Productividad Personal No es Gestión del Tiempo
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Me llama la atención que a estas alturas del siglo XXI se siga hablando de «gestión del tiempo», como si el tiempo fuera algo que se pudiera gestionar.
Como bien dice David Allen, creador de la metodología GTD, «por muy bien que gestiones cinco minutos, jamás vas a terminar teniendo seis». Puedes gestionarte tú, gestionar tu atención o gestionar las cosas que haces (acciones) pero, definitivamente, no puedes gestionar el tiempo.
Cuando se habla de «gestión del tiempo», la gente piensa normalmente en planificación de tareas y en cuadrantes importante/urgente que les permitan recuperar sus vidas; las empresas, por su parte, piensan en cómo hacer que sus empleados produzcan más, es decir, en cómo hacer que sean más productivos o, dicho de otro modo, en cómo obtener más resultados con los recursos disponibles.
Pero, ¿por qué las empresas siguen insistiendo en llamarlo «gestión del tiempo» cuando quieren decir «productividad personal»?
Quizás sea simplemente porque desconocen la diferencia entre ambas expresiones, aunque podría ser también porque productividad suena a trabajar más por el mismo sueldo mientras que «gestión del tiempo» evoca la ilusión de poder finalmente conciliar vida personal y profesional.
Al margen de lo anterior, el verdadero problema es que seguir hablando de «gestión del tiempo» es teorizar sobre sueños irrealizables. Por el contrario, hablar de «productividad» es ver la forma de mejorar resultados con los recursos disponibles, tanto si se aplica a personas como a organizaciones.
La famosa expresión «gestión del tiempo» está pidiendo un relevo a gritos, no sólo por ser engañosa sino por tratarse de un concepto caduco e inservible.
Las técnicas tradicionales englobadas en lo que se ha venido llamando «gestión del tiempo» no funcionan y no lo hacen porque:
- Consideran el tiempo como un recurso gestionable, cuando el tiempo es en realidad una circunstancia más de las muchas que te condicionan
- No tienen en cuenta la forma real en la que el cerebro procesa constantemente la información y los recursos disponibles para asignar prioridades y decidir acciones
- Se basan en estimaciones subjetivas, relativas y cambiantes de importancia y urgencia
- Parten del principio falso de que las prioridades son estáticas y las asignas tú, ignorando que con frecuencia vienen impuestas y que cambian constantemente en función de los imprevistos
- Obvian la existencia de las interrupciones y que el impacto de las mismas hace inservible cualquier tipo de planificación
Por eso, aunque no te gusten las connotaciones economicistas del término «productividad», deberías ir olvidando la patraña de la «gestión del tiempo» y reconocer que lo que necesitas es algo que te ayude a conseguir los resultados que deseas con los recursos de los que dispones, no sólo en el aspecto profesional, sino en cualquier otro ámbito de tu vida.
Porque la «productividad personal» es únicamente eso: un conjunto de técnicas orientadas a la consecución de resultados.
Lo importante no es si las cosas te parecen más o menos importantes o urgentes sino si a) te has comprometido o no a hacerlas y b) las circunstancias en las que te encuentras (contexto, tiempo y energía disponible) en cada momento.
Todas las personas disponen del mismo tiempo pero no todas alcanzan los mismos resultados.
Al margen de las capacidades individuales de cada una de ellas, lo que parece evidente es que quienes son conscientes de los compromisos que han adquirido, tienen claro el resultado que quieren lograr para cada uno de ellos y saben cuál es la próxima acción que les acerca a conseguirlo parten con ventaja sobre las que no.
¿En cuál de los dos grupos quieres estar?
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