Consultoría Artesana: Diversidad, Valor y Marca
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Nos reuníamos a hablar de «pasta» y al final acabamos hablando de valor.
Numerosas y diversas ideas, como ya es habitual en este tipo de jornadas artesanas, excelentemente recopiladas en las numerosas crónicas que se han escrito al respecto.
De todo lo hablado, que como decía fue mucho y muy interesante, me quedo sobre todo con lo siguiente:
Forma Jurídica
Autónomo, pequeña SL, «gran corporación artesana» (SL con 5 empleados 😉 … ) Variedad de formas para un mismo contenido: consultoría artesana.
Si bien es cierto que el tipo de forma jurídica elegida condiciona de algún modo el tipo de compromiso que se produce y las dinámicas que se generan, también es cierto que con frecuencia no es más que el resultado de decisiones instrumentales encaminadas a posibilitar el acceso a una mayor diversidad de proyectos.
Diversidad
Una de las mayores riquezas de la red de consultoría artesana es precisamente su diversidad. Diversidad de orígenes, caminos, destinos, edad y género. Del maestro con varios años de experiencia artesana a sus espaldas al aprendiz que apenas ha decidido dar sus primeros pasos. Diversidad de sectores: industria, servicios, obra social, arte, tecnología, RRHH, finanzas… Del autónomo al empresario, pasando por el trabajo por cuenta ajena o incluso el paro.
Personas todas ellas con un nexo común: la convicción de que existe otra forma de ejercer la consultoría.
Valor
Buena parte del valor de la red procede precisamente de esta diversidad. La posibilidad de configurar equipos a la medida de los proyectos, y de que estos equipos estén formados por personas altamente comprometidas con su trabajo y con la calidad del mismo, hace que la red pueda aspirar a abordar con éxito los retos más complejos y ambiciosos.
Por otra parte, la red proporciona flexibilidad pero también genera complejidad. Un problema añadido es que el sistema suele percibir únicamente nodos aislados y no la red de la que forman parte.
Por eso, la paradoja ante la que nos encontramos es todo un desafío que posiblemente haya que seguir abordando en el futuro, a saber, cómo mantener la red como una estructura laxa, a fin de evitar que se acabe convirtiendo en un ente y, a la vez, ser capaz de «solidificarla» adaptada a un proyecto y devolverla a su estado anterior una vez finalizado éste.
Marca
La consultoría artesana es una marca, si entendemos como marca la huella o impronta que dejamos en nuestro trabajo. Es una forma muy concreta de hacer y relacionarse que se traduce en un determinado tipo de experiencia de cliente porque, a fin de cuentas, es el cliente, y no nosotros, quien define un trabajo bien hecho.
En cualquier caso, y al igual que ocurre con la forma jurídica, la marca es algo instrumental que facilita la comunicación con el cliente. El consultor artesano no quiere ser una «marca blanca» tras una marca corporativa, por eso es importante que la marca de la red, bien sea la de consultoría artesana o cualquier otra, sea en realidad una red de marcas personales sólidas.
Conclusión
A pesar de que la consultoría artesana no es algo nuevo, sí tengo la impresión de que cada vez son más las personas que ven en este modelo un reflejo de algo que llevaban largo tiempo buscando infructuosamente. En ese sentido, las últimas jornadas han sido altamente esclarecedoras.
Siempre con más preguntas que respuestas, como creo que debe ser, en la medida que la red vaya ganando masa crítica supongo que nos encontraremos ante una realidad distinta, con nuevos retos y nuevas oportunidades, así que parece que esto no ha hecho más que empezar y que aún nos queda mucho por compartir y aprender.
El futuro es ilusionante, que no sencillo. Larga vida a la consultoría artesana.
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