Reclutamiento 2.0: Agricultura Digital
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Del mismo modo que ocurre con innovación, reclutamiento 2.0 es otra de esas palabras de moda (buzzword) que día sí y día también aparece en «pouerpoins», inunda blogs, satura nuestro timeline de twitter y copa las agendas de eventos «innovadores» varios.
Lo que a día de hoy se presenta como reclutamiento 2.0 sólo es, a mi parecer, el reclutamiento 1.0 «de toda la vida», sólo que aprovechando parte del potencial que brindan las redes sociales. Desde este punto de vista, no sería pues más que un precursor lejano del verdadero reclutamiento 2.0, aún por llegar.
La palabra reclutamiento no me acaba de gustar. Me recuerda demasiado a las antiguas levas. Claro que atraer, seducir o captar tampoco me convencen, así que seguiré usando reclutar en el resto de la entrada para que nos entendamos.
¿En qué consiste el reclutamiento 1.0? En ir a buscar talento cuando se le necesita. Vamos, lo mismo que hacía el hombre primitivo: buscar comida cuando tenía hambre.
Los reclutadores 1.0 son esencialmente nómadas. Unos cazan talento (algunos en realidad se lo quitan al de la tribu de al lado). Otros lo pescan en portales de empleo o lo recolectan en eventos universitarios. Pero, en esencia, todos se acuerdan del talento únicamente cuando les hace falta. Es decir, su aproximación al talento es siempre reactiva.
La llegada de las redes sociales ha cambiado las formas pero no la esencia del reclutamiento 1.0. En internet es más rápido y sencillo cazar, pescar o recolectar porque la tecnología lo facilita. Pero lo único que supone la utilización de las redes sociales para seguir llevando a cabo reclutamiento 1.0 es un cambio de adjetivo. Un cazador seguirá siendo cazador, aunque deje de ser cazador analógico para convertirse en cazador digital.
En mi opinión, el mero uso de las redes sociales no convierte a nadie en reclutador 2.0. De hecho, yo he seleccionado varias posiciones internacionales a través de LinkedIn y no me considero un reclutador 2.0 por ello.
Creo que el verdadero reclutamiento 2.0 conlleva un cambio de paradigma equivalente al que supuso hace millones de años la conversión de nómada en sedentario.
El auténtico reclutador 2.0 es realmente 2.0, es decir, expresa en su comportamiento los valores 2.0: forma parte de una o varias redes de talento, observa, participa, conversa con las personas que integran esas redes, conoce sus motivaciones, habilidades…
El reclutador 2.0 identifica sinergias, detecta necesidades y conecta intereses. Juega a un juego de permanente suma positiva en el que todas las partes ganan. Es, ante todo, un facilitador, un integrador de proyectos y un conector de personas
Porque el reclutador 2.0 es, por encima de todo, persona. Sus redes, en las que actúa como community manager, están también formadas por personas, no por clientes o candidatos. Un reclutador 2.0 no puede dar la callada por respuesta a una persona con la que ha estado conversando sobre un posible proyecto, no sólo porque es una falta de cortesía, sino porque supondría el fin de su reputación digital.
El reclutador 2.0 es un artesano que conoce su oficio. Forma parte de las redes de talento que existen alrededor de conocimientos o habilidades concretas. Intenta incorporar talento a sus redes de forma proactiva y conoce las mejores marcas personales en las áreas en las que está especializado.
Es selectivo; no «dispara» a todo. Conoce también a sus potenciales clientes, a aquéllos que un día pueden necesitar de esas habilidades o conocimientos. Estos clientes no son únicamente empresas porque el reclutador 2.0 es también capaz de tejer redes artesanas alrededor de proyectos concretos.
La gran ventaja de ser un verdadero reclutador 2.0 es que, cuando surge la necesidad, es capaz de conectar a las personas adecuadas de forma casi inmediata, sin necesidad de salir a cazar o a recolectar talento.
Esto es posible porque el reclutador 2.0 ya no es un nómada. Ha descubierto la agricultura digital.
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