Las Cosas son Como Tú
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Las oímos todos los días. Son lugares comunes pero no por ello menos poblados. Frases como «las redes sociales son una pérdida de tiempo» o «la televisión engorda» se repiten constantemente a nuestro alrededor sin que podamos evitarlo.
No deja de llamarme la atención esta facilidad del ser humano por escaquearse de sus responsabilidades. De repente ya no eres tú quien hace un uso erróneo de las redes sociales, la televisión o cualquier otra cosa, sino que son esas cosas las que poseen la maldad en sí mismas. Tú eres del todo inocente. Es más, eres víctima de ellas.
Llevado al campo de la empresa, deja únicamente de llamarme la atención para empezar a preocuparme. Nuevamente, la empresa se escaquea de sus responsabilidades. Ya no es la falta de liderazgo, ni la escasa y pobre comunicación interna ni la falta de objetivos claros, retadores y alcanzables los causantes de la desmotivación generalizada y el bajo rendimiento. La culpa la tiene Internet, las redes sociales, el teléfono y los diarios deportivos.
Tal vez sea el momento de repetir algo evidente pero no por ello menos ignorado: las cosas no son buenas ni malas, lo que es bueno o malo es el uso que haces de ellas.
Un cuchillo te permite cortar la comida que te alimenta, pero también matar a otra persona. Del mismo modo, la televisión, las redes sociales o Internet en general te permiten acceder a información útil e interesante, relacionarte con otras personas o simplemente pasar un rato entretenido pero también procrastinar, desatender tus compromisos o adquirir hábitos insaludables.
Lo que es importante es no perder de vista quién es el único responsable aquí. Si hablamos a nivel individual, tú eres quien decide el uso que quiere hacer de estos medios o de cualquier otra cosa. Nadie más.
Y si hablamos de la empresa, dejémonos de niñerías y empecemos a asumir nuestra responsabilidad. El problema no es Internet. Si no existiera, los empleados desmotivados perderían el tiempo de cualquier otra forma. Del mismo modo que Internet posibilita ser más productivo, también posibilita lo contrario. Que tu empresa sea un entorno de alto rendimiento o de «alto escaqueo» no es fruto del azar sino de decisiones humanas.
Prohibir el acceso a las redes sociales es intentar tapar otros errores con un nuevo error. La culpa no es de las redes sociales sino tuya. ¿Estás seguro de que en tu empresa se han hecho los deberes? Si tienes un problema generalizado de rendimiento, seguro que la respuesta es no.
Ha llegado el momento de asumir nuestra parte de responsabilidad. No podemos seguir echando la culpa a otros y, aún menos, culpar a las cosas por el uso incorrecto que hacemos de ellas.
No te engañes y, sobre todo, no intentes engañar a otros. Las cosas no son buenas ni malas; son lo que tú, como persona o como organización, haces o incitas a hacer con ellas. Las cosas son como tú.
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