Desarrollo Profesional: Mi Opinión sobre la Entrevista de Trabajo (I)
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La búsqueda de la expresión «entrevista de trabajo» en Google arroja más de un millón de resultados, dato que pone de manifiesto el interés general que este tema despierta.
Pero más allá de la intención de muchos, legítima por otra parte, de explotar este interés con fines personales en forma de más tráfico o popularidad en la blogosfera, me planteo la pregunta: «¿qué valor real aportan al lector estos contenidos?»
Como profesional de los RRHH experimentado en entrevistas de trabajo no puedo dejar de sorprenderme, sonreírme o indignarme, según el caso, con muchas de las majaderías que tengo la oportunidad de leer. ¿Cree alguien realmente que cortarse el pelo el día anterior o estrenar una prenda de vestir el mismo día de la entrevista tiene alguna influencia en el resultado de la misma?
El problema que veo con muchos de estos «consejos», y posiblemente la razón por la que proliferan impunemente, es que su validación o refutación resulta igualmente difícil. Ignoro fruto de que experiencia o investigación científica proceden, posiblemente de ninguna en la mayoría de los casos, pero no conozco ningún estudio serio que demuestre la efectividad de su aplicación.
Nos encontramos por tanto ante un caso de consultolabia para consumo rápido y masivo, fruto de cortar y pegar bastante sentido común, muchas obviedades y alguna estupidez más o menos exótica.
Hasta ahí el tema no tendría mayor trascendencia. Cada uno es dueño de su tiempo y lo usa como quiere. Lo que realmente me parece preocupante son los efectos secundarios.
Muchos de los consejos en estas listas no son manejables y esto es algo que seguramente hayas comprobado tú mismo. Si a los nervios lógicos de una entrevista sumas la necesidad de estar atento a lo que te preguntan y de pensar lo que contestas, no parece muy realista pretender que además te dediques a comprobar simultáneamente el tono de tu voz, tu mirada, cómo estás sentado, si sudas o no…
Buena parte de estos consejos son perjudiciales para el candidato, ya que te distraen de lo importante, escuchar y responder, aumentan tu ansiedad, al multiplicar el número de aspectos a controlar, y son engañosos, porque transmiten la sensación de que tu capacidad de influir el resultado final de la entrevista es mucho mayor de lo que realmente es.
Guste o no, lo cierto es que una entrevista de trabajo no es una interacción equilibrada. El entrevistador no «se juega» lo mismo que el candidato, por lo que la presión y la ansiedad sobre este último es mucho mayor. Además el entrevistador está en su zona de confort; es su trabajo, sabe lo que busca y su comportamiento es espontáneo. El candidato por su parte está claramente fuera de su zona de confort, su conocimiento del perfil buscado es ilusorio, son meras conjeturas, y está interpretando un papel: el de candidato perfecto.
Por otra parte, la objetividad sólo es posible cuando hablamos de objetos. Si hablamos de sujetos, siempre seremos subjetivos y, en ese sentido, hablar de objetividad en una entrevista de trabajo es una contradicción.
Buen ejemplo de esto es que la mayor parte de la comunicación entre candidato y entrevistador tiene lugar a nivel subconsciente por medio del lenguaje no verbal. Por bueno que sea el entrevistador, la amenaza de que se produzcan efectos tipo halo, espejo u otros muchos es no sólo real sino elevada. Por otro lado, intentar «manipular» al entrevistador «jugando» con esta comunicación no verbal suele resultar en situaciones que oscilan entre lo cómico y lo patético.
Creo que la entrevista de trabajo se ha desvirtuado hasta límites que llegan al absurdo. Conceptualmente es una herramienta que favorece un mejor conocimiento mutuo entre candidato y empresa, donde:
- La empresa puede evaluar el encaje del candidato en el perfil buscado y vender su marca empresarial al candidato
- El candidato puede evaluar el encaje de la empresa en sus aspiraciones profesionales y vender su marca personal a la empresa
Lejos de ello hemos caído en un juego de «a ver quién engaña más a quién». Un juego de suma negativa, donde todos pierden y nadie gana. Se manipula y oculta información relevante por ambas partes y parece que se ha olvidado que la entrevista de trabajo es un medio, no un fin.
La sencillez, la naturalidad, la honestidad, la ética personal y profesional siguen siendo válidas, posiblemente ahora más que nunca, y en contra de los que muchos dan a entender, son las mejores herramientas para superar con éxito una entrevista de trabajo.
La semana que viene compartiré contigo lo que en mi opinión son las causas por las qué se fracasa en las entrevistas de trabajo y qué es lo realmente importante para rendir al máximo en ellas. No faltes.
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