GTD: La Productividad se Demuestra Haciendo
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El objetivo fundamental de administrar bien el flujo de trabajo es facilitar buenas elecciones sobre lo que debes hacer en un momento dado.
Cuando mañana tengas que decidir entre devolver esa llamada que te han hecho mientras hablabas con otra persona, terminar el informe que debes entregar a tu jefe por la tarde o procesar tu e-mail, tu respuesta será intuitiva, pero si dispones de una planificación previa estarás mucho más seguro de haber tomado la decisión correcta.
Una de las mayores ventajas de usar GTD es que pasarás de tener la esperanza de haber hecho lo que debías a poder confiar en haber elegido la opción adecuada.
Este hecho no sólo incrementa por sí mismo tu velocidad y eficacia de forma automática, sino que es uno de los pilares de la productividad sin estrés.
Debes asumir que casi siempre tendrás más cosas que hacer de las que posiblemente puedas abarcar. De hecho, lo habitual es que convivas con una lista enorme de cosas que no estás haciendo. Esta situación se traduce frecuentemente en inseguridad y dificultad para tomar una decisión, sentimientos que fácilmente desembocan en estrés.
¿Cómo es posible por tanto decidir qué hacer y qué no y, al mismo tiempo, sentirte bien con tu decisión?
La respuesta es fácil: confiando en tu intuición. Si has recopilado, procesado, organizado y evaluado todos tus compromisos, entonces sólo te falta poner en marcha tu juicio intuitivo.
David Allen ha desarrollado tres modelos que te pueden ayudar a adquirir el hábito de tomar decisiones sobre qué hacer y que iremos viendo en detalle en próximas semanas.
Estos modelos no te van a proporcionar respuestas pero sí te van a ayudar a definir las opciones existentes de forma inteligente, algo que los sistemas tradicionales de gestión del tiempo y las prioridades no pueden hacer.
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