El Consejo de los Viernes: Entrar Antes e Irse a Casa a Tiempo
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Hay mucha gente que llega a trabajar un cuarto de hora tarde, dando ya por descontado que se quedarán hasta más tarde para recuperar el tiempo perdido. Luego pierden la siguiente media hora tomando café o poniéndose al día con los colegas sobre la última serie de TV, partido de fútbol, etc.
Cuando finalmente se sientan, aprovechan para hacer un par de llamadas de teléfono personales y, si hay suerte, a lo mejor consiguen sacar un par de horas netas de trabajo real hasta la hora de comer.
Por supuesto la hora de comer se aprovecha para ultimar los detalles de la próxima reunión y de paso ponerse al día con los últimos cotilleos de la oficina. Si a eso le añadimos un par de horas más dedicadas a leer y contestar e-mail, puede que al final consigan sacar otras dos o tres horas de trabajo real.
Así que, claro, no queda más remedio que quedarse a trabajar hasta tarde y de paso charlar un rato con otros compañeros en la misma situación. A fin de cuentas a ellos no se les paga para irse a su casa a la hora en punto.
Estas personas – muchas por desgracia – se van de la oficina varias horas después de lo que deberían.
Están «quemados» porque se han pasado diez o más horas en la oficina, comido de cualquier manera y encima todavía les queda un montón de cosas por hacer. Por si fuera poco, estas personas frecuentemente se sienten explotados por su empresa y se consideran a sí mismo mártires.
Pero lo cierto es que se han estado dedicando a perder horas de valioso tiempo de trabajo y han hecho bastante menos de lo que podían.
Lo importante no es el número de horas de oficina, sino los resultados.
Para recuperar el control de tu tiempo, lo primero que tienes que hacer es llegar a trabajar a tu hora. Y si llegas unos minutos antes, mejor aún.
Trabaja de forma inteligente todo el tiempo que estés allí. Tómate un breve respiro con cierta frecuencia para despejar la cabeza y evitar saturarte. Así podrás seguir manteniendo un buen nivel de productividad por la tarde.
Si quieres ponerte al día con los colegas, queda con ellos para comer. Así además evitarás hablar de trabajo y podrás «recargar las pilas» para por la tarde. Cuando algún colega se acerque por tu sitio a interrumpirte, no tengas reparo en decirle: «Oye, ahora mismo estoy trabajando en un tema importante pero me encantaría que charláramos. ¿Qué te parece que quedemos a comer?»
Sobre todo, no confundas el tiempo que pasas en el trabajo con tiempo empleado en trabajar de forma productiva.
Y recuerda, trabajar en serio y de forma inteligente te permitirá liberar un montón de tiempo que podrás dedicar – fuera de la oficina – a la gente que más te importa.
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